Un gran centro subterráneo de arte contemporáneo y arqueología que ocuparía una extensión de 14.500 m2 en plena ladera del castillo de Xàtiva. Inelcom dio a conocer ayer en un acto público los pormenores de la inversión de 20 millones de euros que pretende desplegar la compañía tecnológica fundada por el empresario Vicente Quilis en unos terrenos de su propiedad lindantes con la muralla de Levante. Las inmediaciones del hotel Montsant, del que también es dueño Inelcom, serán el punto de partida del recorrido por el complejo, que se anuncia como un lugar «donde convergen el arte, la historia y el paisaje».

El proyecto inicial, cocinado hasta ahora a fuego lento y con mucha discreción, ve la luz en un ejercicio de transparencia que se explica por la necesidad de los promotores de reunir un amplio consenso social y político en torno a una iniciativa cuya materialización no será ningún camino de rosas, dada la elevada protección del emplazamiento escogido, un enclave de elevada riqueza paisajística, arqueológica y patrimonial.

Los planes de la empresa radicada en Xàtiva, todavía en una fase muy incipiente, no dejan a nadie indiferente. El futuro museo albergaría una de las colecciones privadas de arte contemporáneo más importantes de Europa, la atesorada bajo la dirección de Javier Quilis (hijo del propietario de Inelcom y alma máter del proyecto) con el asesoramiento de Vicent Todolí, uno de los mayores expertos en la materia del mundo. El fondo incluye 177 obras multidisciplinares acuñadas por 65 artistas internacionales, que actualmente se almacenan en el centro que tiene la mercantil en Madrid.

La intervención, que precisaría de una modificación sustancial del Plan Especial de protección del paraje, deberá sortear múltiples escollos y enfrentarse a los recelos que despierta la idea de perforar y vaciar la montaña, en un preciado entorno declarado Bien de Interés Cultural (BIC) que esconde valiosos restos arqueológicos.

Conscientes de la complejidad de la propuesta, de los obstáculos para llevarla a cabo y de la contestación social que puede generar, los impulsores del Centre d'Art i Arqueología apuestan por la transparencia y la participación. La compañía ha iniciado un proceso de concertación que incluirá talleres sectoriales y mesas de trabajo con expertos para hacer partícipes a los vecinos y colectivos de Xàtiva de un proyecto «muy moldeable y sujeto a cambios», abierto a las propuestas de la ciudadanía.

Fuentes próximas a la empresa aseguran que la intervención será «tremendamente respetuosa e integrada con el medio ambiente y el patrimonio». La promotora cuenta con la garantía de un equipo de solventes profesionales conocedores del enclave y sensibles con la recuperación de elementos históricos, como la arqueóloga de Xàtiva Reyes Borredà, actual directora de Montsant, o el arquitecto Arturo Sanz. Ambos se han volcado en los últimos años en el trabajo de sacar a la luz los restos que subyacen enterrados en las inmediaciones del hotel, que el proyecto de Inelcom pretende poner en valor, adecuando el aljibe árabe para hacerlo visitable y continuando las excavaciones en la iglesia y el claustro del monasterio, donde se documentan hallazgos de elevada relevancia histórica. Un legado arqueológico y patrimonial que la firma quiere potenciar.

El proyecto contempla una primera edificación menor por la que se accedería al museo, situada en el actual aparcamiento de Montsant, en la repisa natural de la ladera del castillo. Unas excavaciones promovidas por la propiedad en la zona de la iglesia alumbraron una puerta de muralla califal totalmente pavimentada y con inscripciones romanas. El descubrimiento condujo al equipo promotor a reconducir sus planes para convertir este punto en la zona de entrada al futuro museo. «La idea es que las piedras queden integradas y sean las que marquen el camino», expone Borredà. Por eso, la empresa plantea consolidar un tramo de muralla muy deteriorado para integrarlo en el recorrido del museo. La arqueóloga no es partidaria de reconstruir la fortificación para no distorsionar el ambiente, pero ésta es una propuesta que será objeto de debate durante el proceso de concertación.

En la zona de la entrada, la primera actuación consistirá en practicar sondeos y excavaciones arqueológicas, puesto que los terrenos se ubican sobre una «algefna» musulmana. En los alrededores se han hallado estructuras de casas que formarían una administración de la época islámica.

El Museo Menor, que engloba una superficie de 526 m2 de murallas y 350 m2 de una sala de exposiciones, estará conectado con el Museo Mayor. El edificio principal del complejo se situará en el valle que recae a Sant Onofre e incluirá 9.059 m2 de salas expositivas, 2.400 m2 de espacios de circulación perimetral exterior y 2.200 m2 de almacén y zona de carga. A la instalación se accedería por la parte superior y el recorrido se articularía en sentido descendente, a través de un conjunto de salas en forma de cascada. Borredà, que ha desplegado otros trabajos en la zona, ve «muy difícil» que se encuentren restos arqueológicos aquí, puesto que se trata de un espacio muy antropizado, donde se han sucedido los movimientos de tierras.

El soterramiento de este segundo edificio, limitado por la calle Sant Pasqual, persigue minimizar su impacto ambiental. Así, se formarían una serie de abancalamientos en la pendiente de la ladera del castillo, cuya silueta, según insisten los artífices del proyecto, quedará «inalterada». La propuesta también aboga por recuperar cultivos de naranjos y olivos tradicionales en la zona.

Ampliación del hotel

El gobierno municipal de Xàtiva ha acogido la intervención con cautela, a la espera de un estudio detallado de la misma. Otro punto controvertido del proyecto es que incluye una ampliación del complejo hotelero que pasa por la instalación de 8 nuevas cabañas con 16 habitaciones. Las fuentes consultadas hacen hincapié en que los alojamientos se ejecutarán bajo criterios de «eficiencia energética» y con cubiertas vegetales para «integrarlos totalmente». Las actuales cabañas tendrán que trasladarse de ubicación para dar cabida a las nuevas.

En 2015, cuando la Conselleria de Cultura autorizó la cesión de una parcela pública en la Costa del Castell para permitir esta perseguida ampliación, los tres partidos que ahora integran el ejecutivo local se posicionaron abiertamente en contra de la enajenación y pidieron informes para tratar de frenarla. Los promotores son conscientes de que la venta de la finca resulta problemática y se muestran dispuestos a negociar otras fórmulas de traspaso, como la titularidad pública del suelo con cesión de uso condicionada. Inelcom considera que no tiene sentido mantener la situación actual de abandono de esta franja forestal de 2.285 m2 y sostiene que, con la reorganización planteada, las cabañas quedarían integradas dentro del complejo hotelero. La compañía defiende la necesidad de ampliar su capacidad de alojamiento para «generar unas instalaciones turísticas adecuadas al nivel de la inversión cultural» que permitan establecer sinergias entre ambos ámbitos. En cualquier caso, la firma está dispuesta a debatir planteamientos y a introducir cambios, ajustándose a lo que se consensúe con los técnicos de la Generalitat, administración que, en última instancia, ha de dar luz verde a los trabajos.

Un proyecto a largo plazo

Inelcom no tiene prisa y es consciente de que podrían pasar al menos seis años antes de que el proyecto obtenga luz verde. La mercantil exhibe potencial inversor y apunta alto en sus proyecciones. Según sus cálculos, el museo podría atraer hasta 200.000 nuevos visitantes a Xàtiva „con un perfil de gasto medio-alto„ y generaría un impacto económico de 51 millones de euros al año y 527 nuevos puestos de trabajo, directos, indirectos e inducidos, durante las diversas fases de construcción y funcionamiento. La compañía se marca ambiciosos objetivos: dinamizar la economía, el arte y la cultura local y «promover un turismo de excelencia y calidad» que sitúe a Xàtiva como «referente cultural en el ámbito nacional e internacional».

El museo contempla una sala de exposiciones temporales que priorizará el apoyo y la promoción de los artistas locales. Las instalaciones también reservarían un lugar para el trabajo de artistas contemporáneos, con estancias preparadas para ellos.

En la última semana, el equipo promotor han mantenido conversaciones con los distintos grupos municipales del ayuntamiento. Si bien PP y Ciudadanos no habrían puesto pegas al proyecto, en el seno de EU, PSPV y Compromís habría más reservas, a la espera de cómo evoluciona el proceso. El temor a la afección patrimonial y medioambiental es muy grande. Desde la compañía reconocen que, sin el respaldo del ayuntamiento „que debería mediar en la tramitación ante la conselleria„ va a ser muy difícil obtener los permisos necesarios y que la iniciativa salga adelante. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig (PSPV), visitó los terrenos y, al menos en un principio, vería el proyecto con buenos ojos.