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La teoría del ADN franquista del PP

La corrupción según el último barómetro del CIS, el del mes de mayo, en el que ha aumentado 12 puntos el porcentaje de ciudadanos que colocan a la corrupción en el segundo problema del país (54'3%), tras el paro. Además, se ha erigido en tema estrella de programas televisivos como El Intermedio o de novelistas como Ferran Torrent ( Individus com nosaltres) o Rafael Chirbes ( En la orilla). En Ontinyent, gracias a que el PP solo gobernó dos años en minoría (de 1999 a 2001); y de 2007 a 2011 con mayoría, puede decirse que la taca d'oli autonómica de la corrupción apenas salpicó. Otro cantar son los agravios o los 5000 millones de pesetas de los años 90 que el hábil e impune trepador Zaplana escamoteó a parte del empresariado de Ateval de la comarca para su castillo de naipes de Terra Mítica. La corrupción se ha convertido en el santo y seña del ADN político del PP.

Sorprende, al repasar el libro Ontinyent 1839-1969, escrito por el profesor e investigador en historia de la Universitat de València Antonio Calzado, encontrar un capítulo: «Los costes sociales de la autarquía», entre los que señala «el estraperlo y la corrupción», donde refresca la memoria histórica y nos lleva a las raíces de la vigente gangrena nacional. Un hecho de los relatados, que asimismo ha venido siendo vox populi, atañe al primer alcalde de Ontinyent tras el triunfo del golpe militar de Franco, Luis Mompó. El mismo bajo cuyo mandato se realizaron los 13 fusilamientos de diciembre de 1939 en la tapia del cementerio municipal, tras apremiar a las autoridades militares de la época para que llevasen a cabo su ejecución. Mompó presidía el gobierno de la ciudad cuando dieron comienzo las obras del actual puente de Santa María, y que, «por falta de material» llegarían a estar suspendidas durante siete años. Simultáneamente, levantó unas naves textiles en el barrio del Llombo. Sin embargo, a la población no le pasó desapercibida la curvilínea techumbre de la nueva fábrica de Mompó, cuyas formas emulaban las del atascado puente, cuya construcción había sido suspendida. En tiempo de máxima represión y de falta de libertad de expresión no se registró ninguna denuncia por tales sospechas. En aquella España del miedo, como dice Calzado, les fue bien a «los medianos y grandes propietarios agrícolas, y a los industriales más poderosos. La dictadura les compensó con una enorme acumulación de beneficios». Cabe señalar que aquel subidón de ganancias coincidió con unos años de hambre y desabastecimiento. Extrapolando ese súbito incremento de riqueza, tenemos que las grandes fortunas de ahora han doblado sus beneficios, según los indicadores, en el transcurso de la última década, marcada por la crisis, la del desempleo, los recortes o la precarización laboral.

Cuando vemos la infinidad de tramas corruptas, capitaneadas por mayoría absoluta por el PP, habremos de convenir que este país precisa, y con urgencia, que se desarrolle y demuestre la teoría científica sobre el origen de las actuales evidencias de corrupción en el PP. Según la cual, esa perversión echa raíces en el franquismo. Un ADN que parece haber permanecido inalterable, según apuntan todos los indicios. Transmitiéndose de hijos a nietos, que son los que mayormente nutren al PP.

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