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Jorge Rodríguez avanza «a peu pla»

el balance que hacía esta semana el batle de Ontinyent, Jorge Rodríguez, arropado de sus 13 ediles acerca de la eficiencia de su gestión y en el ecuador de la travesía del vigente cuatrienio, es incontestable. No tanto por los resultados, que también, sino más por el paseo a peu pla que se está dando. Y es que la oposición, aunque a posteriori a lo escrutado por Rodríguez, disienta o salga por peteneras, la realidad del caudal suministrado por el alcalde, volverá a dejarles missing para lo bueno y lo malo, a dos años vistos los próximos comicios municipales. Como eso de jactarse de haber cumplido el 80% del programa depende, y mucho, del color del cristal con que se mira, conviene, mejor, detenerse en propuestas innovadoras, al menos por aquí, como la convocatoria, en julio, del primer pleno del Estado de la Ciudad para debatir sobre la gestión municipal. Obviamente habrá que ver la letra pequeña a tan expectante titular para hacerse una idea de lo que pueda o no dar de sí.

Rodríguez, consciente de la importancia de «aquellas pequeñas cosas», como cantaba Serrat, aprovecho para recitar, en el marco clásico del Palau de la Vila, su repaso a la gestión para aseverar que solo las inversiones procedentes de la pagana Diputación de Valencia que también preside han sumado la bonita cifra de 4 millones de euros, amén de otras inversiones propias, caso del Ontinyent Participa. Mientras, la Generalitat Valenciana ya ha encendido la larga mecha para que, en un par de años, estalle la carcasa final en forma de nuevo hospital comarcal.

Y mientras Compromís recobra la pegada opositora que lució cuando llevaba la riendas del partido Joan Gilabert y los restos del naufragio del PP sigan, por los siglos de los siglos, en su merecido purgatorio, habrá que recordar al batle que la autocrítica estimula la salud política y que tras las piedras, la educación o la mejora de los servicios, hay pequeñas sombras de gestión que conviene aminorar en vez de dejar que se expandan.

?Y el Pla de Minimització ¿Cuándo? Mientras asistimos a un goteo de buen rollito, como el de los pasados días, y la Mancomunitat de la Vall aprueba colaborar con el COR para la gestión de los residuos, el meollo de la cuestión, es decir la madre de todas las batallas, como es la activación completa y autónoma del Pla de Minimització de los residuos sólidos de la Vall d'Albaida, vemos con asombro que, tras dos años del cambio político, sigue siendo una irrealidad. Ya que la adenda de colaboración con el COR para la gestión integrada de residuos, que supone el uso de la planta de transferencia de la localidad de Bufali, no pasa de ser una política de parcheo mientras se sigue sin acometer a fondo el tema primordial para los valldalbaidins, su Pla de Minimització. Además de poner en evidencia la política mafiosa de los anteriores gobernantes del PP, quienes sin tener construidas unas instalaciones propias mínimas, como es de ley, se dedicaron a torpedear sin ton ni son el trabajo hecho en la Vall. Todo lo cual no exime al actual gobierno de la Mancomunitat, de haber renunciado, seguramente por su empecinamiento en no crear la plaza de gerente que agilice y gestione con mayor eficacia el organismo comarcal, a atender la propuesta de la empresa Recisa, con el fin de realizar una gestión modélica de los residuos orgánicos.

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