El informe anual del Ministerio de Hacienda que radiografía la carga financiera de los ayuntamientos sitúa a Vallada en la tercera posición de la tabla de municipios más endeudados de España en proporción a su número de habitantes. La estadística ofrece una foto fija a 1 de enero de 2017, cuando la población de la Costera acumulaba un pasivo bancario de 23,4 millones de euros, un lastre equivalente a 7.581 euros por vecino. Solo Monasterio de la Sierra, en Burgos, y Puebla de la Sierra, en Madrid, superan esa cifra.
Lejos de disminuir, el importe pendiente que oprime las finanzas municipales de Vallada por las desastrosas consecuencias del fiasco de Valpark creció un 8,36% durante el pasado ejercicio. Los últimos reveses judiciales derivados de las expropiaciones millonarias del proyecto han aproximado al consistorio más si cabe al borde del abismo. El equipo de gobierno, acosado por una hipoteca heredada, lleva mucho tiempo pidiendo auxilio al Gobierno para que relaje las condiciones de pago de la deuda, ante las dificultades de hacer frente a los intereses y las amortizaciones pendientes de los préstamos generados por la quiebra del macroparque logístico.
Vallada acapara el 25% del pasivo total acumulado en los 61 ayuntamientos de la Costera, la Canal y la Vall d'Albaida, que en 2016 retrocedió un 6,71%, hasta los 91,4 millones de euros: 6 millones menos que un año atrás. La deuda en las tres comarcas se eleva a 512 euros por habitante, 51 euros por debajo de la media estatal, solo rebasada en 14 municipios. El terreno situado por encima de la línea roja de los 1.000 euros per cápita continúa habitado por los ayuntamientos de Albaida (1.448 ?), Torrella (2.519 ?), Castelló de Rugat (1.172 ?), Novetlè (1.530?) y Benissuera (1.328 ?), clásicos en el ránking a pesar de haber recortado su volumen de compromisos financieros. La clasificación viene seguida por Anna (907 euros), Bellús (890 ?), Quesa (965 ?), Navarrés (865 ?) y Ràfol de Salem (815 ?).
El pasivo solo se incrementó en tres localidades a lo largo de 2016. El resto lo redujeron o lo mantuvieron a cero. El Ayuntamiento de Llanera de Ranes es el que más adelgazó su deuda en 2016 (casi un 84%), seguido de Beniatjar (un 41,35%), Chella (un 38%), Bolbaite (un 32,47%), Llutxent (un 25,75%) y Atzeneta d'Albaida (un 23,47%).
14 entidades locales se libraron hace años de la soga financiera y gestionan el día a día sin ataduras ni hipotecas. Es el caso de Agullent, Alfarrasí, Aielo de Rugat, Barxeta, Bicorp, Canals, Millares, Otos, Sempere y Terrateig. En 2016, se subieron al mismo carro otros 4 pueblos que también han dejado a cero el capítulo de obligaciones pendientes con los bancos: Salem, Montesa, Pinet y Bèlgida. La corporación municipal de Llutxent, que adeudaba 414.000 euros al comienzo de 2017, acaba de hacer lo propio, después de amortizar una carga financiera heredada de 754.205 euros. Un respiro colosal para la gestión económica.
Freno a las inversiones
Saldar deudas se ha convertido -por imperativo estatal- en la principal obsesión de la administración local durante los últimos años. Y eso se nota en los balances: 2016 fue el tercer ejercicio consecutivo en el que retrocedió el pasivo con los bancos. La deuda por habitante ha caído a niveles de 2010. Las medidas del Gobierno han puesto freno a la autonomía de los consistorios y han limitado extraordinariamente el gasto y las inversiones locales, mientras la recaudación aumentaba. En 2011, la deuda viva por habitante ascendía a 400 euros. En 2012, la cifra se disparó hasta los 612 euros, después de que los ayuntamientos tuvieran que pedir dinero prestado a los bancos para acogerse al Plan de Pago a proveedores de Montoro. 5 años después, el pasivo ha bajado 100 euros.
