Ayer hubo dos tormentas en Xàtiva: la meteorológica y la desatada por los protaurinos. El empresario que presentó una programación para la próxima Fira d’Agost da por hecho que el silencio administrativo (la registró en enero) es un permiso automático para plantear la feria taurina, cosa que el consistorio negó también ayer con rotundidad. Y tanto él como uno de los dos colectivos en contra de la prohibición, el Club Taurino Punteret, se han encargado de airear que habrá festejos taurinos. De hecho, su órdago ha llegado a los medios. La publicación especializada Aplausos, referente de la tauromaquia, daba ayer la noticia en su edición digital y aseguraba que los toros vuelven a Xàtiva. Hasta Manuel Molés, el director de Los Toros, de la Cadena Ser, se hacía eco de la pretensión protaurina y felicitaba desde las ondas a nivel estatal a la ciudad «en cuyo Carrer Blanc nació mi admirado Raimon», dijo.

El órdago es de tal magnitud, que el empresario Carlos Sánchez ha convocado a los medios a una rueda de prensa el próximo miércoles para presentar la feria, que tendría como festejos una corrida, un concurso de recortadores y un tercero por definir. Desde el Punteret aseguran que el silencio administrativo le avala y que si el ejecutivo que preside Roger Cerdà «quiere prohibir los toros, que lo haga. Que lo diga. Pero no se atreverá», le retaron ayer.

No se atreverá, dicen los taurinos. Pero no hace falta. Este diario consultó semanas atrás al ayuntamiento su postura sobe la plaza. Porque si alegan falta de medidas de seguridad, ¿en qué ha cambiado la situación de 2016 a ahora si hace un año se dio permiso para el motocross y la doma caballar, ésta última incluso de noche? El gobierno de Cerdà contestó oficialmente a Levante-EMV señalando que «cuando se celebraron espectáculos en la plaza de toros, se hicieron adoptando medidas con carácter provisional. La situación actual [en cambio] responde a la voluntad de adoptar medidas definitivas que permitan utilizar la plaza en unas condiciones de seguridad suficientes y acorde a la normativa. Es cierto —continuaron explicando— que hay aprobadas unas ayudas para la actuación, que debe ejecutar la Diputación de Valencia, y que estamos a la espera de que se inicien. De todos modos, el dinero destinado a esa actuación no será suficiente para finalizar todas las obras pendientes en la plaza de toros, dicho por los propios técnicos de la Diputación de Valencia», que es la administración que las sufraga.

Otras informaciones apuntan a que Roger Cerdà se ha propuesto evitar a toda costa que haya toros por una cosa: legalmente no puede prohibirlos. Y tampoco puede negar una instalación pública sometida a una normativa muy clara. Pero si cede, «se desmostaría que engañó a todos con el referéndum taurino», explicó ayer a este periódico José Calatayud, del CT Punteret. El portavoz de este colectivo dice que el alcalde «tiene pánico a que hagamos toros porque entonces se demuestra que su encuesta era una estafa: engañó a los antitaurinos, porque su no a los toros no valía, y a los aficionados, porque no hacía falta el sí», resume.

Calatayud recuerda que la querella contra el gobierno local por impedir los festejos sigue en curso. Sin embargo, «es curioso que Cerdà, al menos en público, jamás se refiere a la prohibición de los toros» o a un mandato vecinal «y se escuda, como ahora, en medidas de seguridad que el año pasado no le importaban», dice. Para él, «esto viene a corroborar que se cuidará muy mucho de decir que prohíbe los toros. Pero si no los prohíbe, los está impidiendo. Y eso es otra ilegalidad que le pesará mucho».

EU se desmarca del alcalde

Así las cosas, la diabólica situación generada con el referéndum ilegal promovido por el tripartito en mayo de 2016 se complica más si cabe por la postura, revelada por Miquel Lorente, portavoz de Esquerra Unida, a este diario. El edil admitió (antes de saberse lo sucedido ayer) que EU «nunca fue» quien instigó el no a los toros; «que miren las hemerotecas y verán claramente» quién fue, declaró a Levante-EMV. El primer teniente de alcalde agregó que, en todo caso, «que nadie se equivoque: Esquerra Unida es un partido antitaurino». Pero en 2016 la formación ya admitió públicamente que si alguien montaba toros «no se le puede impedir». Y eso lo mantienen.