? Las primeras muestras tomadas por el Seprona e incorporadas a la causa judicial contra el propietario del vertedero revelaron, en marzo de 2016, la presencia de compuestos nitrogenados en las aguas del barranco del Saladrar, que, en exceso, pueden generar efectos tóxicos sobre organismos acuáticos y fomentar la degradación de las condiciones del medio. Una posterior inspección el 5 diciembre detectó, tras un episodio de lluvias, un posible vertido de lixiviados que, según el informe ecotoxicológico posterior, conllevaría un grave deterioro de la calidad del cauce por la concentración de azufre y nitrógeno.