La administración autonómica contempla una inyección todavía por determinar en los presupuestos de 2018 para comenzar a reactivar el megaparque logístico y empresarial de Vallada, un gran polígono fantasma de 1,3 millones de metros cuadrados que se quedó a mitad urbanizar cuando las obras se paralizaron en 2009.
La Dirección General de Administración Local reserva una partida de 1 millón de euros para ayudar a «municipios con especiales dificultades económicas». Con estos fondos, el Consell pretende adquirir terrenos industriales sin uso en poblaciones en apuros y fomentar la implantación de empresas. Aunque la iniciativa todavía se encuentra en mantillas, los responsables autonómicos manejan un listado con una decena de localidades candidatas a repartirse la inyección y Vallada encabeza la clasificación por orden de prioridad. La complicadísima situación de su ayuntamiento, el más endeudado de la C. Valenciana y uno de los que más pasivo bancario por habitante acumula de toda España, se expone como el caso más paradigmático entre los que se han examinado antes de configurar el nuevo programa inversor. Al ser el primer año de aplicación, la consignación es modesta, aunque iría ampliándose en un futuro.
El fracaso del proyecto de Valpark, auspiciado por el PP en su época de gobierno, ha empujado al consistorio al borde del precipicio, con una catastrófica deuda de 24 millones de euros que multiplica por ocho su presupuesto anual de gastos. En un principio, la intención del Consell pasa por negociar con los ayuntamientos más hipotecados la compra de terrenos municipales para ponerlos a disposición de las empresas, en lugar de darles dinero a fondo perdido. En el caso de Vallada, el objetivo prioritario se centra en completar el 60% de la urbanización de las parcelas de Valpark pendiente de ejecutar desde hace 8 años con una necesaria ayuda económica. Esta propuesta ya fue deslizada la semana pasada por la Secretaria Autonómica de Modelo Económico de la Conselleria de Hacienda, Mª José Mira, en su visita a Vallada junto a Vicente Lafuente,presidente de la Federación Metalúrgica Valenciana (Femeval), para conocer de primera mano la situación real del frustrado polígono.
La alcaldesa, Mª José Tortosa, expuso a los visitantes las angustiosas dificultades por las que atraviesa su ayuntamiento para gestionar la enorme deuda desencadenada por los impagos de los agentes urbanizadores de Valpark -sociedades que se encuentran en concurso de acreedores o extinguidas-y por los contenciosos derivados de las expropiaciones del suelo, cuyo coste se ha disparado.
Interés empresarial por el suelo
Antes de desplegar cualquier actuación, sin embargo, el consistorio aún ha de aclarar el limbo legal y técnico en el que se encuentran los terrenos, con el propósito de resolver de una vez los contratos con las empresas, concluir los proyectos de reparcelación y asumir el rol de urbanizador. Esta misión se eterniza en el tiempo y la corporación municipal ha tenido que recurrir al asesoramiento externo de la diputación para acelerar los trámites. Tortosa se muestra optimista ante el abanico de posibilidades que ofrece Valpark, una de las mayores extensiones de suelo industrial sin uso de la provincia de València. Prueba de ello es que diversas empresas han mostrado su interés por establecerse en el polígono, si bien los trabajos de urbanización pendientes ahuyentan la demanda. Tanto Mira como el presidente de Femeval coincidieron en la necesidad actual de suelo urbanizable industrial que tiene la C. Valenciana e incidieron en la buena ubicación de Valpark, junto al corredor mediterráneo y la autovía A35, enlace de varias provincias.
Después de dos años y medio peleando en los despachos por visibilizar la problemática de Vallada y recabar ayudas, la alcaldesa comienza a ver la luz al final del túnel tras sus últimos contactos con el Consell: aunque lentamente, los compromisos van tomando forma. «Por fin tenemos percepciones positivas: hay que poner todo el esfuerzo en trabajar conjuntamente para relanzar Valpark».
