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El cambio climático pasa factura al ajo tierno

El retraso del frío, las altas temperaturas de noviembre y la falta de lluvias vuelven a mermar la producción y el calibre de la cosecha por excelencia en Xàtiva - Los precios se mantienen estables y los productores auguran menores rendimientos

El cambio climático pasa factura al ajo tierno

El cultivo por excelencia de la huerta de Xàtiva, el all tendre, atraviesa otra campaña teñida de gris por culpa de unas condiciones climatológicas adversas. Los episodios prolongados de altas temperaturas que se han sucedido hasta prácticamente el arranque de diciembre, la falta de horas de frío y la escasez de precipitaciones han mermado por segundo año consecutivo la producción, el calibre y el rendimiento de los ajos, nublando las perspectivas del sector.

El presidente de la asociación de productores de all tendre de Xàtiva, Vicente Perucho, vaticina una cosecha muy similar a la de la campaña anterior -cuando se redujo alrededor de un 30% la cantidad de kilos recogidos respecto a lo habitual- a tiempo que lanza una advertencia: «Nos estamos resintiendo por el cambio climático».

Otros allers coinciden. El tiempo anómalo ha echado a perder algunos campos, convertidos en superficies yermas. Los últimos días de intenso frío están teniendo un efecto beneficioso, pero hasta hace muy poco las temperaturas eran veraniegas -en noviembre el termómetro rozó los 30 grados en más de una ocasión- y eso ha influido en el desarrollo de la hortaliza, según incide David Pardo, otro productor local que lleva ya dos meses inmerso en las tareas de recolección.

El resultado son cultivos muy irregulares: Pardo muestra parcelas que presentan un elevado rendimiento y otras aledañas, en cambio, que se encuentran en pésimas condiciones y no pueden trabajarse. «El frío no tiene continuidad, mientras que el calor se ha alargado demasiado tiempo», observa.

El calibre de los ajos, similar o incluso ligeramente inferior al del año pasado, es otro motivo de preocupación para los collidors, puesto que el menor tamaño de la hortaliza obliga a confeccionar manojos con más unidades de lo habitual, que acaban proporcionando una rentabilidad inferior. «El producto no tiene la calidad que debería y no salen las garbas que tendrían que salir: el arranque de la campaña está siendo flojo», resume uno de los mayores productores, Rafael Perucho.

«Un poco de frío en noviembre, aunque no fuera tan intenso como ahora, hubiera venido muy bien», lamenta. «Habrá que esperar a ver la evolución dentro de un mes, pero ahora mismo no estamos para echar cohetes», apostilla.

Los precios tampoco acompañan, puesto que, en este sector, están muy ajustados y suelen variar muy poco de una campaña a otra, baje o suba la producción. Al final, lo que acaba retrocediendo son los beneficios para el agricultor.

Hacia un sello local

Aunque no se esperan excedentes debido al calor que ha estropeado algunos campos, Perucho sostiene que habrá suficiente cosecha para abastecer correctamente a un mercado de escala nacional donde Xàtiva sigue ocupando una posición privilegiada. La superficie cultivada de las cuatro variedades de all tendre en la capital de la Costera se acerca a las 1.600 hanegadas. La producción de una campaña normal suele bordear los 1,3 millones de kilos «en bruto».

En 2016, ocho productores locales sellaron una alianza estratégica con el reto de conseguir la anhelada denominación de origen común del all socarrat. El objetivo: relanzar el cultivo con más arraigo en Xàtiva y ayudar a dignificar el trabajo del collidor, marcado por los bajos salarios y las extenuantes jornadas. Queda mucho por hacer.

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