Ontinyent cerró el 2017 con la tradicional San Silvestre que recorrió las calles de la ciudad de una manera simpática con gran variedad de disfraces que aportaron colorido y creatividad. Cerca de 2.000 personas se dieron cita en esta carrera no competitiva, cuya recaudación fue a parar íntegramente a la asociación ADIEM-CRIS. El concejal de Deportes, Óscar Borrell, destacó «la gran cantidad de gente joven entre 10 y 15 años que salieron con los amigos, o con su club, como el Martínez Valls Bàsquet, el club Natació Ontinyent. También, me sorprendió ver el carácter familiar de este año, con familias enteras, padres e hijos participando en la San Silvestre».

Esta prueba festiva reúne a gente de todas las edades, familias, clubes, amigos y con diferente estado de forma, hasta el punto que hay personas que realizan gran parte del trayecto andando. «En la parte de arriba de la calle Dos de Maig se puede ver a mucha gente andando. No pasa absolutamente nada ya que al no ser competitiva y no cerrarse la entrada, la gente va llegando y recibiendo su obsequio. ADIEM-CRIS regaló una bolsa de viaje para todos los participantes, los cuales también recibieron el avituallamiento que se entrega a final de carrera», explica Borrell.

Tras el ejercicio físico, se celebra una cena para todos aquellos corredores que quieren acudir y en la que se aprovecha para sortear diferentes regalos entre todos los asistentes al ágape. El edil socialista Óscar Borrell descolló el aumento de personas que se acercaron a la cafetería de la Sala Gomis para cenar y probar suerte en el sorteo de regalos. «Se está consolidando como el post San Silvestre. Este año tuvimos una cafetería de la Sala Gomis totalmente llena, por lo que quiero agradecer la colaboración de todas las entidades, comercios que nos ayudaron a sortear cincuenta obsequios», concluye el concejal de Deportes.