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Angustiosa operación

la mutilación genital femenina es una angustiosa operación que se práctica a las niñas en diversas partes del mundo, incluida España. Consiste en la mutilación de forma intencional y por motivos no médicos de los órganos genitales femeninos. Dicho con todas las letras, consiste en rebanarle el clítoris a las mujeres en una operación que es de todo menos segura; que se practica sin anestesia de ningún tipo y en muy cuestionables condiciones de asepsia. Para realizarla se utilizan cuchillas u otros instrumentos cortantes y como consecuencia se producen importantes complicaciones como hemorragias, infecciones, tétanos... Quedan secuelas permanentes como infecciones crónicas, infertilidad o graves dificultades en embarazo y parto. Sin hablar del trauma psicológico que puede causar a una cría de menos de 14 años pasar por esta trance, que dejaría gravemente dañada a una mujer hecha y derecha. Su finalidad es evitar que puedan sentir placer sexual, con la finalidad de que pueda llegar virgen al matrimonio, puesto que, si no es de ese modo, la mujer puede ser rechazada. También se realiza para evitar la supuesta promiscuidad de la mujer y asegurar que solamente tenga hijos con el marido. Como se ve razones muy coherentes para quien ve a las mujeres como una propiedad que debe ostentar la marca del amo y ser protegida ante usos ajenos indebidos.

Desde el de punto de vista civilizado propio de una sociedad cómoda y garantista es un acto salvaje que no admite ningún tipo de justificación. Para las culturas donde se practica, es un trámite imprescindible; un requisito básico exigido, eso sí, solo a las mujeres y como ritual de pureza e iniciación para la vida adulta. Es un tema nada agradable ni satisfactorio. Más bien de los que es mejor desconocer o dejar enterrado en el cajón de las cosas que nos desagradan profundamente. Pero resulta que es una práctica extendida en 28 países del mundo, que sufren cerca de 200 millones de mujeres, según datos de UNICEF. Y sucede que en España hay casi 19.000 niñas candidatas a tan terrible tratamiento, porque aunque residen en nuestro país son originarias de países donde está practica tiene un gran arraigo como son Etiopía, Senegal, Sierra Leona, Mali, Gambia y Guinea Ecuatorial. Hace muy poco se conoció el caso de cuatro niñas residentes en el País Vasco a las que sus padres sometieron a una ablación del clítoris aprovechando un viaje a Mali, su lugar de origen. Y como ellas, muchas.

Informar y sensibilizar

La Generalitat Valenciana se hace responsable, y con razón, de impedir que casi 1.300 niñas menores de 15 años que comparten colegio o guardería con nuestras hijas sufran tan tremenda experiencia. Para evitarlo se han suscrito protocolos y se realizan campañas de información y sensibilización a las familias porque aunque los riesgos de la "intervención" son evidentes, el deseo de las propias madres de dar a sus hijas todas las posibilidades de subsistencia y progreso social es una poderosa motivación contra la que es difícil luchar. Por eso las ONGs especializadas fomentan más que la represión policial, la información y la sensibilización, que es la que permitirá erradicar el origen de la cuestión.

Esta es la causa de la celebración en la semana próxima del Día Internacional de Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina. Porque es, por si alguien tiene duda, una clarísima violación de los derechos humanos, además de una evidente manifestación de la violencia machista que ha de contar con la condena explícita y contundente de la ciudadanía y las instituciones.

Tres millones de niñas, desde lactantes hasta preadolescentes en peligro, son más que suficientes razones para seguir luchando por la igualdad.

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