La Policía Local de Montesa acaba de poner en marcha la primera unidad de mediación de conflictos vecinales de la comarca. El servicio, promovido por el ayuntamiento en el marco de su plan de modernización del cuerpo, proporciona un espacio neutral y las herramientas necesarias para que los implicados puedan retomar la comunicación rota con vistas a negociar una solución dialogada a sus problemas de convivencia.

«Acude a mediación y pasemos del enfrentamiento al consenso». Bajo este lema, la Policía Local anima a la población a recurrir a la unidad como alternativa a la saturada y lenta vía judicial, que en muchas ocasiones termina contribuyendo a enquistar la disputa sin aportar una salida válida para las dos partes, a tiempo que representa un costoso desembolso. El consistorio ofrece el servicio como una senda rápida, eficaz, confidencial, participativa, imparcial y gratuita hacia el objetivo común de preservar las relaciones y la paz social. Y es que cualquier litigio menor puede derivar en una escalada de tensión e incluso en episodios de violencia si nadie actúa.

«Nosotros ayudamos, pero no ponemos las soluciones: tienen que ser los vecinos quienes acuerden un convenio», aclara Albert Mollà, el agente que se ha especializado en la mediación extrajudicial. Con 1.200 habitantes, Montesa solo dispone de dos policías locales, si bien el consistorio está luchando para ampliar su plantilla. De momento, Mollà continúa su formación y ya está efectuando un curso específico del Instituto Valenciano de Seguridad con tal de que la unidad pueda inscribirse en el Registro de Mediadores del Ministerio de Justicia y asuma casos que se encuentran judicializados, a partir del segundo trimestre de 2018. Torrent lo logró en 2017 y es pionera en España.

Conflictos en todos los ámbitos

Los conflictos atendidos se extienden a todos los ámbitos de interacción social. La falta de civismo y los molestos y persistentes ruidos del vecino de enfrente. El niño que sufre acoso escolar en el colegio. El alumno rebelde que, en lugar de ir a clase, se dedica a destrozar el mobiliario urbano. El bar que perturba la tranquilidad del vecindario poniendo música a altas horas de la madrugada y generando humos. La disputa por un linde entre dos agricultores, la típica discusión de tráfico que desemboca en un cruce de insultos demasiado elevado de tono e incluso los espinosos desencuentros que genera una separación conyugal o la herencia de un ser querido recién fallecido.

«Muchos de estos problemas no se solucionan en un juicio y solo contribuyen a bloquear la administración de justicia», observa Albert, que apunta a un estudio según el cual la mediación reduce un 70% los conflictos y la reincidencia. El único requisito es que ambas partes se respeten y no incurran en descalificaciones para que escuchen al otro. «Muchas veces se dan cuenta de que los dos tienen parte de razón: se trata de llegar a puntos de encuentro», concluye el agente.