El acceso principal al castillo de Montesa acoge el próximo domingo a las 17 horas la presentación de una serie de paneles interpretativos que guiarán al turista en su visita al monumento. El proyecto, subvencionado en parte por València Turisme de la Diputación de Valencia, ha consistido en la instalación de siete mesas interpretativas de 180 x 80 cm. con paneles a todo color sobre unas sencillas estructuras en color forja, en diálogo con las barandillas metálicas de seguridad existentes en el castillo en la actualidad. Además, se han aprovechado tres estructuras preexistentes situadas fuera del monumento, donde se han colocado otros tres paneles que, además de dar la bienvenida al visitante, lo sitúan en contexto explicando la singularidad esta fortaleza como convento y casa matriz de la Orden de Montesa.

Los siete paneles instalados dentro del recinto describen, mediante textos breves e imágenes, algunos de los espacios fundamentales: habitaciones del maestre de la Orden, claustro, osario y capilla de la Mare de Déu de Gràcia, sala capitular, iglesia, refectorio y cisternas, torre y cárceles y mirador. La redacción y selección de imágenes ha corrido a cargo del historiador Josep Cerdà, mientras que del montaje y diseño se ha ocupado Atelier, firma dedicada a proyectos de comunicación. Los textos están escritos en valenciano y castellano, e incluyen una versión en inglés legible a través de unos códigos QR impresos en los paneles.

La alcaldesa, Analía Juan, ha declarado mostrarse muy satisfecha con el resultado «pues este proyecto revaloriza el castillo y ofrece al visitante información contrastada y de calidad, redactada precisamente por uno de los autores de la última monografía que se ha escrito sobre el edificio, el historiador Josep Cerdà», señala. Por otra parte, añade la alcaldesa, «ya nos hemos puesto en contacto con diversos especialistas para la elaboración de un plan director que permita establecer prioridades a la hora de actuar sobre el monumento», avanza la primera edil.

El castillo de Montesa tuvo importancia en época de los árabes y hay referencias escritas desde el siglo X. Una vez pasó a manos de la Orden de Montesa en 1319, se edificó en la fortaleza un monasterio que, siempre que lo permitió el terreno, se adaptó a la planta típica promovida por los cistercienses. En el castillo solían vivir una veintena de frailes, cuya ocupación principal era la oración siguiendo la regla de san Benito.

Las obras más importantes se ejecutaron durante el gobierno del tercer maestre de Montesa, frey Pere de Tous (1327-1374), que mandó construir, entre otras, la sala capitular, el refectorio y la iglesia. El resto de maestres de la Orden continuaron enriqueciendo la fábrica: a finales del siglo XIV, frey Berenguer March edificó el claustro, y durante el primer tercio del XVI, frey Francesc Bernat Despuig y frey Francesc Llançol de Romaní construyeron las habitaciones destinadas a su dignidad dentro del castillo. Todo el conjunto se hundió a raíz del terremoto del 23 de marzo de 1748 y su réplica el 2 de abril.