La noticia del año en la Vall d'Albaida saltaba el pasado fin de semana por el cambio que el Consell decidía en el segundo escalón de la conselleria de Medi Ambient, al cesar a Julià Àlvaro como secretario autonómico y nombrar como sustituto al edil de Compromís en Ontinyent Fran Quesada. Las especulaciones y análisis no se hicieron esperar. Sin embargo, a poco que Quesada sea diligente y hábil, a la Vall d'Albaida se le brinda una oportunidad histórica, la de resolver definitivamente el problema enconado de la activación completa del Pla de Minimització de Residus, que desde su aprobación hace casi dos décadas solo ha sufrido zancadillas y dificultades por parte de los intereses creados en diversos frentes.

Aunque a priori a Quesada le esperan por delante muchos «marrones», como bien decía en este diario Xavier Aliaga, y poco más de un año por delante para resolverlos, tener un perfil mucho más discreto políticamente que el de su antecesor puede ser un aliciente que le ayude a concentrarse a desatascar el asunto valldalbaidí, para alivio del bolsillo del contribuyente comarcal, tan escaldado por los incrementos del COR. Y aunque en la etapa de Àlvaro se han dado pasos favorables al Pla de Minimització, es cierto que no han terminado de traure-se'l dels dits, arrojando incertidumbre sobre la finalización y puesta en marcha de un proyecto que vio la luz con el nuevo milenio. De ahí la importancia que puede representar este nombramiento de Quesada visto desde la Vall. Aceptar el cargo supone un reto para Quesada, pero también una oportunidad con la población valldalbaidina, ya que tendrá que demostrar aquello de que no es lo mismo predicar que dar trigo. Una de las primeras buenas decisiones sería atar en corto a Joan Piquer, acreditado conocedor del Pla valldalbaidí.

La pica de Caixa Ontinyent en el Congreso. El director general de Caixa Ontinyent, Vicent Penadés, no defraudó el pasado lunes en Madrid, mostrándole a la clase política española la receta financiera de la iaia, publicada el 1884, por la cual su cocina sigue en marcha frente al resto de fogones nacionales (a excepción de la pitusa Pollensa), que al quemárseles los cocinados han tenido que bajar la persiana. El secreto o sazón esgrimido por Penadés para mantener abierto el kiosco financiero de la ontinyentina plaza de Santo Domingo ha sido la «prudencia». Un sazón que, de usarlo los cocineros del Congreso, otro sabor tendrían las leyes y normas que afectan a la ciudadanía. Penadés demostró como gracias a la prudencia Caixa Ontinyent salió bien librada de los años más duros de la crisis de la última década.

Rodríguez y sus tacitas. Que «Ontinyent fomentará el empleo juvenil con una ayuda estatal de 218.000 euros», o «la Vall se reparte 10 millones más que en el bienio 2014-15 en ayudas provinciales», son muestras del goteo de gestión de Jorge Rodríguez, tanto al frente del ayuntamiento de Ontinyent como de la diputación, que están haciendo saó, como evidencia la suma política del «tacita a tacita».