En esta aldea global acontecen toda clase de paradojas y perplejidades a cuenta de la llamada libertad de expresión. Mientras que en la democrática España, un día sí y al otro también, constatamos que ésta anda zarandeada (el libro Fariña de Carretero; el rapero Voltonyc o la obra de Santiago Sierra en ARCO) parece que por estos pagos (y al margen de la buena noticia para la libertad de expresión que representa la absolución de Cassandra Vera por los chistes sobre Carrero Blanco), la buena nueva venía de un país dictatorial y ex colonia española, Guinea Ecuatorial, donde el pasado martes eran retirados los cargos arbitrarios contra el dibujante Ramón Esono, marido de la ontinyentina Eloísa Vaello. Después de sufrir más de cinco meses de injusta prisión, se está a la espera de su inmediata puesta en libertad, tal como contaba el miércoles esta edicón comarcal.
Sin duda, la indignación solidaria que levantó en todo el mundo tal atropello, al menos entre el sector culto, artístico, asociativo o familiar, puso contra las cuerdas la credibilidad del régimen del dictador Obiang, caricaturizado en las viñetas de Esono. A mayor abundancia, el acuerdo mayoritario del pleno municipal ontinyentí del pasado mes de diciembre, solicitando su liberalización, también habrá puesto su granito de arena.
Los porqués de las casas más baratas en Ontinyent. Vemos que sucesivamente, a lo largo de los últimos años, Ontinyent es noticia nacional por ofertar las casas más baratas. Este año su nombre aparece asociado al de otras ciudades relativamente vecinas como Elda y Alcoi. Según la información que publicaba Levante-EMV, estas localidades valencianas encabezan el listado de las poblaciones de más de 25.000 habitantes con el precio de la vivienda más económico del país. Las causas, sin ser diáfanas, se atribuyen, por una parte, a la estadística, la cual confirma que la recuperación inmobiliaria se está produciendo en las poblaciones de la costa de Alacant y València, pero se encuentra estancada en las del interior. En el caso de Ontinyent, al menos, está por estudiar y analizar con rigor la influencia que estaría teniendo en todo ello el fenómeno ontinyentí de las seis mil viviendas residenciales, o casetes que rodean al núcleo urbano. No basta solo, como apuntaba la noticia, con señalar que al ser una población industrial de interior ha sufrido especialmente los efectos de la crisis.
Dos tazas de corrupción para la portavoz del PP. El pasado fin de semana, según informaban algunos medios, como este diario, el temerario expresidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, sumaba una tercera imputación a su haber, en este caso por la presunta malversación de fondos en la visita del Papa Benedicto XVI a Valencia en el año 2006. Todo ello, según una circular del juzgado de Instrucción nº 5 de València. La noticia le servía, de paso, una nueva taza de caldo demostrativo a la portavoz ontinyentina del PP, quien con tanto ardor y fe defendió (o negó, que tanto monta) las tropelías de Camps en el último pleno municipal. A la vista que no haber retirado sus negativas aseverando que Camps no está imputado, como sostuvo ese día, habrá que concluir que la portavoz conservadora en la capital de la Vall, Mercedes Pastor, anda poseída por esa suerte de convicción ciega de la que hacía gala en este diario el escritor Arcadi Espada, quien en una jugosa entrevista de Alfons García hacía balance de su rendición aboluta ante Camps, cuya biografia selecta ha plasmado en su libro, Un buen tío.
