Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cuando el enemigo público se disfraza de Internet

el comercio mundial se encuentra en plena fase histórica de transición. El fenómeno de Internet está sacudiendo hábitos y modificando costumbres. Ya no es solo que un gigante del comercio textil, Zara, anuncie que un 10% de las ventas mundiales las despachan ya, y en ascenso, por Internet, sino que el dueño de Mercadona, Juan Roig, ya está moviéndose sin hilos para seguir siendo el rey de millones de cestas de la compra en España y Portugal, mediante la opción de venta por Internet.

Ciudades medias como Ontinyent son un excelente campo demostrativo de lo que acontece. Por una parte vemos como el antaño próspero comercio de los ultramarinos hoy está en vías de extinción. Hace poco caía la emblemática casa Barbeta de la plaza de Baix. Y todo a favor de los Mercadona, Aldi, Consum, etc.

Mientras, el gobierno municipal, con medidas de mejora urbanística como en las calles Gomis o Mayans, la plaza Santo Domingo o la calle Martínez Valls, intenta paliar o incentivar el comercio con remedios que se revelan poco sanadores. Siguiendo en esa línea, la semana pasada, se presentaban unas obras que costarán algo más de 277.000 euros, en dos tramos adyacentes a M. Valls y a unos 50 metros del centro comercial El Teler que, más de diez años después de su inauguración, aún dista, casi en la mitad, de estar al cien por cien ocupado. Por eso no deja de generar perplejidad que el gobierno de Jorge Rodríguez quiera justificar, entre otras, la antedicha inversión en la calle Pintor Segrelles como «un incentivo para el comercio». Máxime cuando un veterano comerciante de la calle M. Valls, ante la pujanza que están experimentando las ventas on line, y la consiguiente disminución de ventas en los pequeños comercios, auguraba que en un lustro podrían cerrar un buen número de establecimientos hasta convertirse en una vía fantasmal, al estilo del llamado Carrer Major.

Una comercial que se está convirtiendo en la bestia negra de muchos comerciantes ontinyentins es Amazon. Además, no tributa ni euro en las arcas municipales. Y por extensión en las españolas. De ahí que, a la vista de lo que también practican los Apple, Microsoft, etc., la UE, que sí tiene vela en este entierro, ha promulgado una normativa que «obliga a los asesores fiscales a denunciar los planes de las multinacionales para evadir impuestos». De aplicación retardada, en todo caso, pues no entrará en vigor hasta el 2020.

Al margen de la millonaria evasión de impuestos que practican numerosas multinacionales, cuya competencia escapa del ámbito de las administraciones locales, lo que sí debería el gobierno municipal es cambiar las estrategias de apoyo y dinamización del comercio. La posibilidad de convocar concursos de ideas para impulsar el comercio está en su mano. Optar por soluciones que pasen por emular a Inditex: no despachando 249.000 pedidos on line en una hora pero si estimulando las crecientes posibilidades de Internet. «Si no puedes vencer a tu enemigo, únete a él». Veremos si siguen empeñados en "clavar el clau per la cabota".

Compartir el artículo

stats