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Mongolia

La revista Mongolia ha sido condenada a pagar una multa de 40.000 euros por la publicación de una portada sobre Ortega Cano en el que le vestían de extraterrestre y se mofaban de algunas de sus frases, aparte de colocar sobre su cabeza el nombre de la revista que se refiere al país ubicado entre Asia Oriental y Asia Central. Pues parece que emparejar a Ortega Cano con Mongolia es hacer manchar el ¿buen honor? del personaje. Los fiscales que solicitaron la multa como indemnización al torero, debían tener los cables cruzados como últimamente suele ocurrir con algunos personajes de la peculiar justicia española, tan dada ella, a provocar agravios comparativos, a encerrar por el robo de una lata de sardinas robadas en Mercadona y solicitar indultos para corruptos/as, hijas de, yernísimos, políticos de tres al cuarto y ladrones de dinero público que campan a sus anchas.

Ortega Cano nos hizo felices a todos... cortándose la coleta, hecho que debería haberse producido muchos años atrás, para no hacernos pasar la terrible vergüenza de verle en la plaza de toros de Xàtiva, (Q.E.P.D.) acabar con el último de la tarde de 39 pinchazos, que lograron que el toro muriese de aburrimiento ante la desesperada mirada del entonces presidente, Antonio Perales, y la risa contenida del ex alcalde Alfonso Rus fumándose un Cohiba siglo III desde la barrera.

Esta sentencia „y ya van unas cuantas„, sobre la libertad de expresión, ya comienza a ser preocupante y debería hacernos reflexionar. Ortega Cano fue condenado a prisión por atropellar a un hombre cuando superaba en exceso el nivel de alcoholemia y obligado a indemnizar a la familia con 181.700 euros. La propia revista ha sido muy clara al respecto: «¿Cuatro chistes y medio es lo que vale un ser humano?». En pleno siglo XXI es sencillamente alarmante que la libertad de expresión se despierte cada mañana con una mordaza. Que cualquier chiste, canción, obra teatral o comentario que se considere que atenta al "honor", sea motivo de censura, castigo, multa o cárcel. No es de extrañar que vuelva a sonar con fuerza la canción de José Antonio Labordeta: «habrá un día en que todos...». Pues eso.

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