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La ruina de una casa en Vallés desaloja a una familia desde enero y amenaza la iglesia

El consistorio pide ayuda a la diputación para eliminar el peligro que persiste desde el derrumbe de hace tres meses - El propietario se ha desentendido

La ruina de una casa en Vallés desaloja a una familia desde enero y amenaza la iglesia

Sucedió el pasado 25 de enero. El hundimiento total de la cubierta y la primera planta de una vivienda de dos alturas en el epicentro de Vallés se llevó consigo parte de la fachada de la iglesia parroquial de sant Joan Bautista y obligó a desalojar preventivamente a la pareja que residía en la vivienda colindante. El matrimonio se encontraba durmiendo cuando, en plena madrugada, un ruido atronador hizo saltar las alarmas. Recientemente casados, tuvieron que mudarse a casa de los padres debido al peligro existente. Tres meses después del incidente, aún no han podido regresar a su domicilio.

El teórico propietario del inmueble abandonado y parcialmente derruido, que reside en Inglaterra, se ha desentendido de la situación: alega que técnicamente no es el dueño de la casa porque nunca quiso aceptar la propiedad que le dejó su madre como herencia. De ahí que haya rechazado hacerse cargo de los costes de la intervención que permitiría garantizar la seguridad estructural en la zona. La propia iglesia, pegada a la casa, continúa registrando un enorme boquete a la intemperie en la parte superior y se encuentra amenazada en caso de que se produzcan más desprendimientos.

El consistorio de Vallés buceó en el Registro de la Propiedad y en el Catastro y, tras una ardua búsqueda, pudo contactar con el titular de la vivienda por teléfono. Vía correo electrónico, se le comunicó su deber de actuar en la casa. Pero el remitente no quiere facilitar los datos de su domicilio, con lo que las notificación municipal no puede considerarse entregada.

El entuerto aboca al ayuntamiento a asumir el coste de la ejecución subsidiaria y urgente de las obras de reparación requeridas. El alcalde de Vallés, Javier Sisternes, se muestra desesperado: advierte de que la corporación carece de medios para afrontar un gasto que supondría «una desfeta», teniendo en cuenta que el presupuesto municipal apenas alcanza los 93.000 euros anuales para una población de menos de 150 habitantes. El consistorio ya se encargó de retirar los escombros tras el derrumbe de enero y de cercar la vía pública como medida de precaución. El episodio se saldó con importantes desperfectos en dos vehículos estacionados en la calle.

Aprovechando la visita del presidente de la diputación a la Granja de la Costera, Sisternes va a reunirse hoy con Jorge Rodríguez para pedirle que ayude económicamente a costear el proyecto de demolición en el inmueble, cuyo estado de «ruina inminente» acaba de ser certificado por el arquitecto municipal en un informe emitido ayer mismo. Con este paso, el primer edil espera que se acorten los plazos y se aceleren los trámites para lanzar un ultimátum a la propiedad. El informe recalca el riesgo que corre un bien patrimonial como es la iglesia, cuyo interior se restauró en 2010.

De forma temporal, el alcalde avanza que el ayuntamiento ofrecerá al matrimonio desalojado la opción de establecerse en la vivienda que se está habilitando en el antiguo edificio consistorial, una vez se complete, en una semana, la reforma del inmueble. «Estamos en un círculo vicioso. Esta situación no se puede prolongar más tiempo», apunta Sisternes.

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