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El Estado asumirá los daños causados por el «reventón seco» de marzo en Xàtiva

Aemet eleva a 120 km/h la intensidad de las rachas de viento del atípico episodio que sacudió el polígono Meses - El organismo deja en manos del Consorcio público de Seguros la compensación a los afectados

El Estado asumirá los daños causados por el «reventón seco» de marzo en Xàtiva

Un informe emitido este miércoles por la Agencia Estatal de Metereología (Aemet) ha elevado a 125 kilómetros por hora la intensidad de las rachas huracanadas de viento derivadas del «microrreventón seco» que sacudió Xàtiva a las 5.20 horas del 24 de marzo, ocasionando importantes desperfectos de forma localizada en las zonas del polígono A y Meses. El registro se aleja del dato contabilizado inicialmente de forma oficial y representa un récord histórico que deja en manos del Consorcio de Compensación de Seguros, una entidad pública dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda, las posibles indemnizaciones reclamadas por los destrozos causados por este fenómeno extraordinario, siempre y cuando el afectado tenga contratada una póliza con alguna compañía.

En un principio, la estación metereológica de Xàtiva determinó que la máxima de viento en la ciudad se había contabilizado a las 15.50 horas y había alcanzado una velocidad de 95 km/h. Según el banco de datos oficial, por la madrugada los registros no pasaron de los 70 km/h, una cifra que no casa con las naturaleza de los destrozos producidos, que afectaron especialmente a tres empresas: Transmet, Unicoffin e Hinojosa. Vehículos aparcados, marquesinas, mobiliario urbano, señalizaciones y otras infraestructuras públicas en las inmediaciones se llevaron la peor parte del siniestro.

Muchos de los restos de los materiales arrastrados por el viento fueron desplazados hacia el sureste hasta bloquear la carretera de Simat, que tuvo que ser cortada. Entre los daños constatados, Aemet señala indicios de «aplastamiento» que sugieren la existencia de una intensa corriente descendente, así como «elementos arrancados hacia arriba y luego desplazados decenas de metros en dirección este», que apuntan a una intensa corriente vertical ascendente. El área más damnificada abarca una superficie aproximada de 0.3 km(2) ubicada 1.500 metros al este de la estación metereológica de Xàtiva. Todo ello conduce a pensar que, en realidad, las rachas de viento no solo superaron con creces la velocidad máxima difundida oficialmente el 24 de marzo, sino también el límite de 120 km/h a partir del cual el Consorcio de Seguros asume la compensación de los daños, mediante un fondo de contingencia público que sale del pago de todos los asegurados de España. El informe de Aemet, remitido al Ayuntamiento de Xàtiva, confirma la hipótesis del «microrreventón seco» como la más factible para explicar el siniestro y descarta casi con toda probabilidad la tesis del tornado (señalada en un primer momento), puesto que «no había entornos favorables para su génesis» ni indicio alguno en las imágenes de teledetección, radar y satélite. El hecho de que el fenómeno se produjera en plena madrugada no ayuda a la hora de explicarlo, puesto que no se ha documentado ningún testimonio visual sobre las circunstancias en las que se desarrolló.

El episodio no pudo predecirse

De lo que no cabe duda es de que hubo un episodio de origen convectivo cuyos efectos se vieron multiplicados por una serie de factores acumulados de forma simultánea que generaron un cóctel explosivo, coincidiendo con el tránsito de la borrasca Hugo, que transfirió energía desde capas medias a la superficie. El microrreventón fue acompañado de un ligero chubasco y de un ascenso de la presión atmosférica, seguido de un posterior descenso, que desencadenó el aplastamiento y arrastre de estructuras, así como empujes verticales ascendentes y patrones no asociados al viento lineal.

El estudio de Aemet subraya que nada auguraba a priori un episodio de viento con «efectos severos en la superficie». Los valores previstos eran «bastante modestos»: la inestabilidad y la base de la nube no muy alta impidieron predecir los daños. El enfriamiento por evaporación contribuyó a que se generara una burbuja de aire de flotabilidad negativa que alimentó «fuertes corrientes descendentes» que coincidieron con desplazamientos en varias direcciones.

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