La elevada proliferación del escarabajo aceitero en las zonas montañosas de la Vall d'Albaida y la Costera ha hecho que se propaguen los mensajes de alerta entre los excursionistas durante los últimos días. La Protectora de Animales de la Vall ha advertido a los dueños de perros que extremen las precauciones y que no lleven sueltas a sus mascotas en caso de adentrarse por las sierras de Agullent, Bocairent u Ontinyent, puntos donde se ha constatado la eclosión del insecto. La «aceitera» es uno de los coleópteros más grandes de Europa y puede superar los siete centímetros de largo. Su apariencia no pasa desapercibida: tiene un abdomen alargado de color negro atravesado por bandas rojas que advierten de la presencia en sus tejidos de cantaridina, un compuesto orgánico muy tóxico que es expelido ante cualquier amenaza y que, en caso de ingesta, puede provocar daños en la piel (irritación, erupciones...), pero también vómitos, diarrea y anomalías en el aparato urinario.

De momento no ha trascendido ningún incidente similar. Los expertos, de hecho, rebajan el nivel de peligrosidad de estos escarabajos hervíboros, que tienen una función clave para evitar la proliferación excesiva de determinadas plantas y que ya formaban parte del paisaje mediterráneo ibérico mucho antes de la llegada del hombre moderno. «No es un animal peligroso. Es cierto que las aceiteras emiten una toxina vasodilatadora irritante que puede producir un poco de inflamación, pero tendría que ingerirse en grandes cantidades para que llegara a suponer un riesgo, ya sea para un perro o para una persona», razona el biólogo Salvador Argente, profesor en el IES l'Estació de Ontinyent. «Habría que comerse insectos enteros para coger una intoxicación: algo difícil teniendo en cuenta que despiden muy mal olor», agrega a este diario.

Argente atribuye la mayor presencia del coleóptero a la falta de lluvias, a las altas temperaturas y a la atípica primavera («una de las más raras de los últimos años»), si bien descarta la existencia de una plaga. El escarabajo se mueve exclusivamente por vía terrestre, pero puede recorrer grandes distancias. En contacto con el agua, se cree que es capaz de contaminarla con la cantaridina, aunque sería necesaria «mucha cantidad» de esta sustancia corrosiva para llegar a provocar algún daño en el ser humano, insiste el biólogo.

La leyenda cuenta que el nombre de la Senda dels Cinc Germans de Ontinyent obedece a la muerte de cinco hermanos que bebieron de un botijo intoxicado por una aceitera (también conocida como cuca palera, carraleja, curita o matahombres), una historia vinculada a la tradición local que el experto descarta que pueda suceder. «Un mosquito tigre es más peligroso», sentencia Argente.

Propiedades medicinales

En 2013, un estudio del CSIC concluyó que los usos medicinales de los escarabajos aceiteros, del género Berberomeloe, propiciaron su integración en la cultura de los primeros pobladores de la Península Ibérica. La sustancia de estos insectos se ha empleado históricamente en el tratamiento de afecciones de la piel, como remedio para los dolores, para curar verrugas y como afrodisíaco.