Esta semana hemos podido hacer seguimiento a través de este diario de que la fosa 94 del cementerio de Paterna podría albergar los restos de 37 fusilados de la Costera y la Vall d'Albaida. La noticia abría una puerta a la esperanza de muchas familias de nuestros municipios. El asunto gira sobre los trabajos de apertura de un nuevo enterramiento en la localidad de l'Horta, donde los expertos de Arqueo Antro esperan encontrar víctimas de la Font de la Figuera, Bocairent, Ontinyent y Xàtiva en concreto.
La información supone seguir activando una ley, la de Memoria Histórica, que los gobiernos del PP, aquí y allá, habían venido obstruyendo, dejándola en papel mojado. De ahí el valor emotivo y de justicia histórica que se viene plasmando desde instituciones como la Diputació de València, cuyo gobierno preside el ontinyentí Jorge Rodríguez, como acontece con el caso reseñado. Y que no está pasando desapercibido para los familiares actuales de aquellas víctimas. Sobre todo al ver cómo se implican representantes democráticos. Una iniciativa que aún está lejos de ser asumida por él conjunto de instituciones democráticas, todo sea dicho.
En estas exhumaciones, tan necesarias para sellar muchas paces e injusticias, afloran evidencias históricas de gran crueldad y ensañamiento. Como sucede con esos posibles 37 fusilados de la Costera y la Vall d'Albaida, víctimas de la represión franquista. La que se instauró al finalizar la Guerra Civil española. Un caso inédito en la mayoría de guerras del mundo. Aquí, tras la contienda, lejos de imperar la paz y la concordia, Franco desató un exterminio del bando republicano sin par. Y por tanto pagaron caro ser leales a la República legal y democrática. Así lo corroboraría la existencia de las mentadas víctimas, fusiladas los días 6, 8 y 9 de noviembre de 1939. Meses después de finalizada aquella cruel contienda.
Algunas declaraciones realizadas por el arqueólogo Miguel Mezquida, director de los trabajos que se llevan a cabo, y experto en la materia, resultan sobrecogedoras. Proyectando una convicción histórica de injusticia, impunidad y deshumanización del bando franquista. Las cuales van más allá de los resultados que deparen. Así Mezquida asegura que «antes de fusilarlos eran atados para que no pudiesen huir». También señala que conforme iba pasando el tiempo y se masificaba la represión franquista, «los cuerpos que al principio no estaban atados, pero sí ordenados, al acumularse, tfueron liquidados cada vez de una manera menos humana».Sin duda, estas acciones suponen devolver la dignidad y confrontarla con la ignorancia de esos que apelan al insoportable mantra de que «no hay que reabrir heridas».
Las dudas de reurbanizar. Que se quiera aprovechar el marco del convenio del ARRU firmado por el Ayuntamiento de Ontinyent con la administración autonómica es razonable. Pero que prioricen la semipeatonalitzación de la calle Tomás Valls, por un montante de licitación que asciende a 167.000 euros, entraña más dudas que certezas. Ya que como mostraba la foto que ilustraba la noticia de Levante-EMV, la mayoría de las casas que la circundan están deshabitadas o en mal estado de conservación. Y, lo que es más grave, sin perspectivas de que vayan a ser habitadas a corto o medio plazo. Por tanto, invertir en farolas, calzada y demás cuestiones sin tener un proyecto de habitabilidad de las viviendas de esa calle, hace que todas las inversiones que se realicen parezcan fuegos artificiales. Eso es lo que parece.
Éxito. Para gestas futboleras no las del Mundial de Rusia, sino la que acaba de realizar el equipo de Atzeneta d'Albaida, municipio de la comarca con poco más de mil habitantes que ha ascendiro a tercera división. Extraordinario.
