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Primeros frutos

h ace un año decidí invertir en la finca en una plantación de almendros. Llevaba años sin sembrar cereal porque no es rentable. Prefería dejar los campos en barbecho y labrarlos antes que sembrar cebada, avena o trigo. Para regalar la cosecha a los grandes distribuidores, ya están otros. Admiro a los agricultores que luchan contra viento y marea por sus explotaciones porque es un trabajo muy sacrificado y pocas veces reconocido. Aconsejado por la Cooperativa Mañan, una de las más grandes de frutos secos que hay en España, concretamente en Pinoso, me decidí por la variedad Vairo, muy productiva, resistente a las enfermedades y de floración tardía. Muy importante esto último porque en Fontanars dels Alforins suele haber muchas heladas. El mes de marzo que es cuando empieza la floración del almendro es crucial.

Es el primer verde, con lo cual, hacer una valoración es muy prematuro. Pero en líneas generales estoy muy contento de cómo van las cosas. Hubo una parcela que tuvimos que replantarla de nuevo porque la variedad Lauranne no llegó en condiciones óptimas. Replantamos más de la mitad de la parcela. Alrededor de 300 plantones. Esta vez con pie híbrido en lugar de pie franco. También a raíz desnuda. Estos días he observado como algunos árboles han cogido un hongo y se están secando. Todos hemos oído hablar de la xylella fastidiosa que ha arrasado con más de la mitad de los almendros en Italia y ya se ha dado algún caso de España, y contra la cual no se puede luchar.

Llamé a la cooperativa para que vinieran a verlo y al día siguiente se desplazó un técnico. Afortunadamente han descartado que sea xylella o gusano cabezudo. Me recomendaron que echara un fungicida para controlar la fitóftora, que es un hongo que ataca a las raíces y así lo hice. Ahora hay que esperar para ver si el tratamiento ha sido efectivo y sobre todo, controlar la plaga para que no se extienda.He sufrido la rotura de algunos árboles porque la copa está muy frondosa y el tronco, pese a llevar un tutor, no está lo suficientemente fuerte para aguantar tanto peso, sobre todo, cuando hay ráfagas de viento. Los primeros años son las más duros y cuando más trabajo hay. Pero me ha llegado la primera alegría. Jorge, el encargado de que todo funcione como un reloj, me ha traído la primera almendra. Y estoy como un niño con zapatos nuevos.

Incendios forestales. Vuelve el intenso calor y con ello el riesgo de incendios en nuestros montes es muy elevado. Durante todo el año no se hace absolutamente nada para prevenirlos, con lo cual, cuando llega la canícula veraniega, con el mercurio por encima de los 40 grados, poco o nada se puede hacer para que el número de hectáreas quemadas disminuya cada año, como demuestran las estadísticas. Si tomamos como referencia el último año: En 2017 ardieron más de 75.000 hectáreas, más del doble que el año anterior, siendo Galicia la comunidad más afectada, con más de 49.000 hectáreas calcinadas. Todos los veranos por estas fechas temo que el monte de la umbría, uno de los parajes naturales más bellos que conozco, pueda ser pasto de las llamas. La escasa dotación de medios, la nula inversión en prevención, los recortes , la ley forestal, el cambio climático y un cúmulo de factores hacen que nuestros montes sean un auténtico polvorín que puedan prender en cualquier momento. A la pérdida muchas veces de seres humanos, se suma el daño medioambiental que es prácticamente irreparable. Y las previsiones meteorológicas dan calor.

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