S emanas atrás tuve la suerte de acudir a presenciar el intento de batir el guinness de los récords en el plato de cecina más grande del mundo en León. En total 73 cortadores profesionales superaron la marca y cortaron 273,1 kg. creando un gigantesco plato, uno de los manjares tradicionales de las tierras leonesas. Venía a colación este intento de récord, dentro de los actos que se están llevando a cabo en León como capital española de la gastronomía, y dentro de un lema denominado «Manjar de Reyes», donde cada día del año habrá una actividad relacionada con la capitalidad. En los primeros 100 días el impacto económico ha sido de 7,38 millones de euros. Se han publicado 487 noticias en prensa escrita y 1.953 en medios digitales, alcanzando una audiencia que alcanza los 7 millones de impactos sin contabilizar radio y TV.

Las comparaciones, todas, son odiosas, pero aún así hay ocasiones en que es imposible escapar a la realidad puntual de la promoción de un pueblo, una ciudad, una comarca o una autonomía. Escribió el otro día mi compañero Antonio Martín Llinares que algún concejal del Ayuntamiento de Xàtiva manifestó que Nits al Castell era para los setabenses. Y punto. Mal encaminados vamos si después de 20 ediciones y habiendo pasado por el recinto amurallado los mejores grupos y artistas que se atreven con este escenario, seguimos pensando que con una proyección local estamos arreglados y que nos quiten lo bailao, que aquí nos miramos el obligo més que ningú y más chulos que veintisiete que somos.

Hace unos días escuchaba como Sagunt a Escena se convertía en el festival de referencia; como Morella comenzaba a preparar su Sexeni a bombo y platillo, y aquí, seguimos decidiendo quien tiene prioridad: los Borja, las fuentes, la cremà de Xàtiva, el cuadro de Felipe V? y mientras nos refrescamos con las declaraciones en su día de Antonio Canales que dijo que actuar en el Castillo de Xàtiva era como hacerlo en la Alhambra, y José Mercé se preguntó hace solo dos años porqué este festival y este castillo no eran ya patrimonio de la humanidad.

No seré yo quien tenga la respuesta y repito que todas las comparaciones son odiosas y no es esa la intención, sino el intentar sentarse a la mesa detrás d'un bon arròs al forn y hablar. Hablar de lo que se pretende y lo que se quiere realmente para esta ciudad que ya no tiene corridas de toros pero tiene una flamante Reina de la Fira y un Bustamante como plato fuerte. Iniciativas como las del Fir-All son tremendamente positivas pero no a costa de desvestir otros santos que fueron bendecidos. La identidad de Xàtiva es algo más que un festival, un concierto, una fecha o un acontecimiento personal. Es simplemente una presencia histórica que en ninguno de los casos puede pasar desapercibida.

Puede ser algo simple, sencillo, pero que aporte puntos positivos. Nos llenamos la boca con la historia y el patrimonio, pero nuestra identificación sigue siendo a salto de mata pese a los esfuerzos (que los hay) de definir el tipo de ciudad que se quiere. Quizás las formas estén equivocadas y se necesite un cambio.

¿Porqué el ejemplo de León y su récord en el plato de cecina?. Sencillamente porqué es un ciudad preciosa, hospitalaria, solidaria y cree en lo que tiene y lo explota hasta las últimas consecuencias. Ahhhh! Y porqué allí perdí tres meses de mi vida en un campamento militar y no pienso pasar más frío que en aquellas fechas. Pero lo combatía comiendo cecina y enamorándome de las pequeñas calles del barrio húmedo leonés que me engancharon para siempre.