Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

¿Quién protege a la perdiz?

fontanars dels Alforins se va a convertir en zona de especial protección de dos aves como son: el sisón común y el cernícalo primilla. Nada que objetar a que se proteja la fauna, por supuesto, máxime en el caso del sisón común, que fue elegida ave del año en 2017 por la Sociedad Española de Ornitología para denunciar el acusado declive de sus poblaciones. Hoy todavía sigue en flanco retroceso.

El cernícalo fue catalogado como ave en peligro de extinción, pero desde 2011 está excluida de esta categoría, gracias a los planes de conservación que se han llevado a cabo con esta rapaz, también conocida como falcó. Esta pequeña ave rapaz, cuya dieta principal se basa en insectos grandes como saltamontes o mantis religiosas, cuyo número de ejemplares también se ha reducido sistemáticamente, aunque en este caso al tratarse de insectos a muy pocos les interese (otro día, si el director me lo permite, hablaremos de ello) también caza animales vertebrados como palomas o perdices.

Yo que tengo un palomar en la finca, doy fe de cómo cazan palomas, abalanzándose sobre ellas con una precisión milimétrica. Si te descuidas un poco, arrasan con el palomar entero. A diferencia del sisón, cernícalos hay muchos. Demasiados diría yo. Se han soltado en muchas zonas para repoblar, con muy poco criterio. Basta con ir con el tractor labrando para ver el número de ejemplares que sobrevuela nuestro vehículo en busca de insectos. Yo he llegado a contar más de 12 por encima de mi cabeza. El problema es que cuando los pollos de perdiz son pequeños, como ocurre ahora que estamos en época de cría, también se los echan al buche, sin ningún aspaviento.

Se han soltado muchos ejemplares y eso ha provocado un desequilibrio en el ecosistema. Suele ocurrir cuando no se hacen las cosas bien. Lo mismo ha pasado con las ardillas, que antes no había o se veían muy pocas y ahora hay una sobrepoblación que está causando verdaderos destrozos y daños en la agricultura, sobre todo, en las gomas de riego. Las muerden en busca de agua, las agujerean con sus afilados dientes y después ya no sirven para nada.

Una amenaza constante. Tampoco es que la perdiz autóctona atraviese su mejor momento. No hay planes de choque para protegerla, como sí ocurre con otras especies. Únicamente los cazadores parece que se preocupan de ello, pero no da la impresión de que ninguna administración superior les secunde ni vaya a hacerlo de momento. La perdiz tiene multitud de enemigos en el campo, muchísimos. Sobrevivir y sacar adelante sus polladas es un trabajo heroico. Poco ayuda en esta tarea la existencia de cernícalos. Controlar la alimañas es fundamental para volver a ver a las patirrojas correteando por nuestros campos.

Compartir el artículo

stats