El comercio tradicional de Xàtiva afronta la inminente pérdida de uno de los establecimientos más antiguos y referentes de la ciudad. La emblemática droguería La Purísima ha anunciado que bajará la persiana a partir de septiembre. A las dificultades con las que se encuentra un modelo de tienda con muchas dificultades para sobrevivir por los nuevos comportamientos de los consumidores, la competencia de las grandes superficies y las plataformas y tiendas «low cost», el propietario, Francisco Ramón, suma otra complicación que, a su juicio, ha supuesto la estocada definitiva que ha vuelto el negocio insostenible: el cierre al tráfico de la plaza del Mercat, en cuyo nº6 resistía el establecimiento desde hace más de un siglo.

El comerciante pone cifras a su tesis: sostiene que en el último año ha experimentado un descenso de la facturación próximo a los 20.000 euros, el equivalente a un desplome del 75% en las ventas. «No se puede sobrevivir con 7.000 euros al año. Mi idea era aguantar hasta la jubilación, pero mis hijos me han hecho ver que no compensaba y que lo mejor era cerrar», observa al ser preguntado por Levante-EMV. Francisco se muestra muy crítico con el consistorio: no se opone a reducir el tráfico en el enclave, pero considera poco acertada y precipitada la fórmula puesta en marcha en abril de 2017 para peatonalizar la plaza. Una opinión compartida por la mayoría de establecimientos, como ya sondeó este diario. La droguería se focaliza especialmente en la venta de pintura y su propietario señala que los clientes tienen muchos inconvenientes para poder llevarse los productos y para la carga y descarga. «Están acabando con el comercio», sentencia. El establecimiento fue comprado en 1934 por el escritor y literato Bernardo Sifre Masià a Antonio Daudén, por entonces ya llevaba tiempo funcionando como droguería. El actual dueño, exempleado de la empresa de pinturas Jovira, se hizo cargo del local por jubilación de Sifre hijo.

Con La Purísima, se elevarán a tres las tiendas que echan el cierre en la plaza del Mercat en el último año. El estanco de venta de tabaco que se ubicaba en el número 17 se ha mudado fuera del casco antiguo, a un local mucho más espacioso que ha abierto recientemente en la calle Abú Masaifa. Unos metros a la derecha, en la esquina que conecta con el carrer Botigues, también ha bajado la persiana la mítica tienda de ultramarinos Ca Sisternes, que deja otra huella de un legado histórico. Con la jubilación de su propietario, el bajo ha cambiado de manos y está siendo reformado para habilitar un nuevo bar. Al mismo tiempo que el tejido comercial ha perdido músculo en el Mercat, el sector de la restauración y el ocio nocturno no deja de ganar peso. De hecho, ha abierto un nuevo pub y la moda del «tardeo» ha irrumpido con gran fuerza en la zona, convertida en un hervidero los fines de semana.

El goteo de cierres se extiende a otras calles del entorno de la plaza, donde este diario contabilizó hasta 60 bajos comerciales vacíos recientemente. En Botigues cerró en julio Scraptenda, una tienda especializada en scrapbooking (álbumes de fotografías personalizados). Su propietaria, Loli, tras muchos años dedicada al negocio, ha decidido volcarse exclusivamente a la venta online por Internet. En la Porta de sant Francesc, ha cerrado una tienda de ropa infantil y está en liquidación una joyería. En Font d´Alós han bajado la persiana dos comercios de ropa. En las calles Pi y Matilde Ridocci, aledañas al Mercat, han cerrado también en poco tiempo tiendas de una dilatada trayectoria como Calzados Blasco o Jardí Estefani.

El cierre al tráfico de la plaza que constituye el epicentro del casco antiguo se aplicó con los comerciantes en pie de guerra por las dificultades de acceso y la falta de estacionamiento en la zona. Una plataforma recogió 80 apoyos de negocios en contra de la medida, auguró el cierre de algunos de ellos y planteó alternativas de peatonalización más blanda que reservasen algunas plazas de estacionamiento. Pero las propuestas fueron desestimadas.

Dinamización del enclave

El consistorio considera que los aspectos positivos de la peatonalización superan ampliamente a los negativos. El equipo de gobierno defiende que se ha mejorado el atractivo, la imagen y el dinamismo de la plaza y que se ha normalizado la situación en la línea de «potenciar la actividad diurna», llenando el Mercat de actividades los fines de semana y consolidándolo como espacio turístico y de recreo. El ejecutivo recalca la inversión que ha permitido restaurar los pórticos de la plaza y sostiene que la invasión diaria de coches de un enclave tan singular era impropia para los tiempos que corren. Al mismo tiempo, fuentes municipales recuerdan que el cierre al tráfico no se aplicó de forma «tajante», sino «flexible», con zonas de carga y descarga y después de un proceso de «diálogo y transición» que duró cuatro meses, insisten.