Más del 90% de la superficie afectada por el incendio de Llutxent se integra dentro de espacios incluidos en la Red Natura 2000 de conservación de la biodiversidad en la Unión Europea, catalogados como Lugares de Interés Comunitario (LIC) o Zonas de especial protección de aves (ZEPA), según estima el biólogo y técnico de SEO/Birdlife, Pablo Vera.

formaciones arboladas maduras que tenían entre 20 o 30 metros de altura» y que tardarán mucho tiempo en regenerarse. Vera cifra entre 20 y 30 años el periodo de recuperación de los bosques y el matorral desolado. También se ha visto afectada la fauna que se aprovecha de esa vegetación, especialmente las rapaces, el águila perdicera, el águila real y el búho real. La perdicera es la más relevante en el contexto regional, puesto que está experimentando «un serio declive» en la C. Valenciana, «con una alta tasa de mortalidad no natural».

Las crías de este animal no tienen porqué verse directamente afectadas porque en el ámbito quemado no existe ningún nido, aunque sí forma parte de los territorios de alimentación de tres parejas de ejemplares. De ahí que, según Vera, «el problema pueda no darse tanto este año como el que viene, cuando faltarán alimentos de conejos, palomas y otros pequeños mamíferos». El experto considera que los ejemplares podrían optar por marcharse a otros lugares con más densidad alimenticia, si bien es algo que deberá confirmarse mediante el seguimiento que les practica anualmente. En cuanto al águila real, que nidifica en grandes áboles, Vera señala que «había vuelto a criar en la zona después de mucho tiempo», de modo que podrían haberse visto afectados los nidos.