¿Cómo ha evolucionado la Fira desde el cambio de 2015?

Hay que hacer una evaluación no solo del resultado, sino del proceso: en esta última Fira no se ha contado con la gente del gobierno. El Pacte de Sant Domènec acordó que la configuración de la programacion y su organización sería consensuada por las tres formaciones del gobierno. Nosotros pensamos que ha de contarse también con la participación de la oposición e implicar al máximo posible de entidades. Como segunda fuerza de la ciudad nos enteramos de la programación en la rueda de pensa. No son formas: este es un indicador de que no se está evolucionando, sino involucionando hacia caminos que se corresponden más con la etapa anterior que con la que queremos impulsar.

¿Se ha roto la comunicación?

Ha habido mala praxis. Estas cosas se tienen que trabajar conjuntamente y más en un gobierno donde el partido que ostenta la alcaldía está en minoría y cuenta con el respaldo de otras dos opciones. Es un indicador de que el cambio en esta ciudad ha sido a medio gas. La programación ha sido elegida de forma unilateral por el alcalde: es la antítesis del espíritu del Pacte de Sant Domènec y un gran punto débil de la Fira.

¿Qué echa en falta?

Se necesita mucha más complicidad con la gente que tiene representación en la corporación: eso es lo mínimo que se debería exigir a cualquier gobierno de cambio. También se necesita mucha más innovación: no podemos hablar de que el cambio en la Fira se limite a lo estructural y únicamente responda a cuestiones fundamentales como las disposiciones que marca la ley en materia de seguridad. A partir de ahí, hay que hacer pivotar muchos sectores e incardinar la economía local con la propia Fira, intentando enlazar con el territorio: ha de haber una participación de los municipios que conforman el área de influencia para que la Fira sea un espacio de encuentro de las comarcas centrales.

¿Qué Fira defiende EU?

La Fira no ha de ser ni del gobierno A ni del gobierno o B ni de un determinado partido, sino del conjunto de la ciudad. Durante mucho tiempo la Fira se ha fundamentado en grandes actuaciones, muchas de ellas con cachés estratosféricos. Ante ese modelo unilateral que está en la carrera de ver cuánto dinero podemos poner este año, apostamos por una Fira mucho más de Xàtiva hecha por gente de Xàtiva, que teja complicidades y que sea una oportunidad para que la ciudad tenga la posibilidad de proyectarse a nivel turístico, cultural y económico. No es factible que la Fira continúe dependiendo de la voluntad de una persona o de un grupo político concreto.

¿Cómo se gestiona la avalancha de coches durante Fira?

La prioridad es evitar en la medida de lo posible que el tránsito rodado entre dentro de ciudad y que, en los días de Fira, la gente se conciencie de que coger el vehículo ha de ser algo excepcional. Los aparcamientos disuasorios en los accesos han funcionado bien: tenemos uno en la Mola con 538 plazas que está abierto durante toda la Fira de forma gratuita y vigilada. También se han habilitado 70 plazas en el Paquito Coloma y hemos intensificado la información en el área de influencia para que la gente venga a la Fira a través de medios de transporte no privado, con horarios y líneas especiales de tren y autobús. Aún así, hay cosas que mejorar. Una innovación ha sido redireccionar la rotonda de Plaza España: esto supone un mayor trayecto para la gente, pero es Fira y tenemos que hacer ese esfuerzo. Para quien viene de Bixquert se ha intervenido en los 25 chorros.

¿Cómo valora la incorporación del comercio local?

La puesta en marcha de este espacio fue una iniciativa de Promoción Económica durante la primera, segunda y tercera Fira, pero en esta edición ha aparecido un espacio sin tener en cuenta a esta concejalía. Nos encontramos con una propuesta ya cerrada.La unilateralidad se ha impuesto y no entendemos porqué: en los primeros años la dinámica era diferente.

¿Elecciones a la vista?

Puede que tenga que ver con la convocatoria electoral, pero más allá está la palabra dada y eso quiere decir que, si se llega a un pacto, se tiene que cumplir. Se acordó que la Fira debía ser colaborativa y abrirse a mucha más gente y a sensibilidades políticas diversas, pero te encuentras con que eso no se corresponde con la realidad, lo que nos crea cierta decepción.

¿Considera óptimo el retorno económico que produce la Fira?

La Fira implica una inversión muy potente de casi un millón de euros. Gran parte del comercio y del tejido económico de la ciudad está en periodo de vacaciones y tiene ganas de desconectar, pero es muchísima la gente que nos visita y no podemos dejar de lado esta oportunidad para poner en valor nuestros productos. El hecho de que esto no haya alcanzado todavía una perspectiva potente es una cosa que se tiene que valorar y reflexionar. La inversión ha de tener un retorno que se ha de canalizar a través de diferentes medidas.

¿Continúa pensando que el gasto en la Fira es excesivo?

Lo mantengo. A veces, menos es más y más no es siempre una cuestión económica, sino de originalidad y versatilidad, para que la Fira toque todas las ramas y sea lo más atractiva posible sin grandes inversiones. Un presupuesto se guía por la prioridad: la Fira es importante, pero hay otras prioridades como que las calles estén bien iluminadas, dotadas y limpias.