La entrada fue discreta: alrededor de 1.500 personas, que parecen menos en la inmensidad de La Murta. Pero todas y cada una de ellas disfrutaron el sábado en Xàtiva del que para muchos debió ser el mejor concierto al que han asistido en bastante tiempo. El público —mayoritariamente de entre 45 y 55 años— se dio un atracón de grandes éxitos difícilmente superable, porque en el escenario se sucedieron por espacio de una hora cada una tres bandas icónicas de los 80: Olé Olé, Cómplices y Los Rebeldes. Entre que el concierto arrancó una hora tarde (a las once y no a las diez, como estaba anunciado en todos los soportes) y que entre recital y recital había que recomponer el escenario, el final de la velada se disparó a las tres y pico de la madrugada. Pero todos tan felices.

Mérito atribuible a Vicky Larraz fue que el concierto comenzara a tomar calor. La primera vocalista de Olé Olé ha vuelto al grupo con el que inició su andadura hace más de 30 años y encima del escenario se mostró entregada y enérgica, enlazando sin descanso hits de la banda que años después encabezaría Marta Sánchez. Soldados del amor, Voy a mil, No controles, Lilí Marlen, Conspiración, Bravo samurai... Todo un arsenal de temas que reinaron en su día en la radiofórmula. Sonó bien Olé Olé, que como único punto de contacto con sus discos recientes tocó una rareza: la versión de Hoy quiero confesar, que José Luis Perales escribió años ha para Isabel Pantoja.

La magia de Cómplices

Con una vigorosa versión de La danza de la ciudad arrancaba la actuación de Cómplices. Historia viva del mejor pop de este país, la formación demostró que su repertorio está lleno de grandes canciones y que su directo es de muchos quilates. En un momento dado invitaron a cantar también al batería, Yago, que no es otro que el hijo mayor de Teo Cardalda y María Monzonís. Para la recta final de la actuación (sin falso final para que el público pida los bises) dejaron Mientras duermes, Los tejados y Es por ti, alargada hasta la intemerata y coreada por todo el recinto como lo que es: quizá una de las canciones más populares de la historia de la música española.

A Carlos Segarra y su banda les tocaba cerrar con un plus de ritmo la que ya era a esas alturas la inolvidable noche de los 80 de la Fira de Xàtiva. Y Los Rebeldes no defraudaron. El líder de la formación tuvo dos grandes detalles al dedicar Mía a la recientemente fallecida Aretha Franklin y, sobre todo, por recordar a la persona «a la que yo le debo dedicarme a esto y que tal día como ayer [por el viernes 17] de hace 28 años nos dejó: Bruno Lomas», dijo. Admirador confeso del rockero de Xàtiva, Segarra interpretó una potente versión de Rogaré. Los espectadores tampoco hubieran perdonado a Los Rebeldes que se hubieran marchado de La Murta sin mostrar sus joyas más preciadas, así que para deleite de un público muy entregado sonaron Mescalina y Mediterráneo. Y cómo no, ese baladón de ensueño que es Bajo la la luz de la Luna.