Después de más de una década de trámites, parones y obstáculos, el Plan Especial del casco antiguo de Xàtiva está prácticamente listo para cruzar el Rubicón. El equipo redactor de Vetges Tu Mediterránea, SLP ha completado el borrador inicial que el ayuntamiento va a remitir de manera inminente a la Generalitat a la espera de la evaluación ambiental y estratégica de la conselleria. A partir de ahí, se abrirá la fase de exposición pública para presentar alegaciones. Si se cumplen los cálculos municipales, el documento definitivo debería aprobarse provisionalmente antes de acabar esta legislatura, en 2019.

El Plan, obligado desde el año 2000, define y clarifica el conjunto de criterios de intervención y gestión que se seguirán en el vasto centro histórico de Xàtiva durante los próximos 50 años, a tiempo que propone una batería de actuaciones de regeneración urbana para combatir la degradación del valioso patrimonio local, la despoblación y el cierre de negocios desde una perspectiva sostenible, verde y de género. Todo ello sin perder de vista el impulso del turismo y los servicios públicos, ni la necesidad de una mejora integral de las infraestructuras, tomando como punto partida el trabajo de diagnóstico y las conclusiones del proceso de participación vecinal.

El equipo redactor ha estudiado la configuración de los 2.941 edificios existentes en el casco antiguo para ofrecer una visión detallada y panorámica de la realidad urbanística y de la fisionomía de las viviendas de cada calle. Con esa información, se ha zonificado el conjunto patrimonial en tres áreas básicas, en cada una de las cuales se ha determinado una tipología constructiva tradicional y un número de alturas definido para respetar y blindar la idiosincrasia de cada barrio: ya sean los palacios señoriales de la calle Montcada „cuya puesta en valor y protección especial se contempla„ o las casas de jornaleros con dos o tres plantas de las zonas altas. El objetivo: recuperar y conservar la trama histórica de Ciutat Vella y conseguir una armonización estética de las edificaciones en cada tramo. Muchos edificios que empañen la perspectiva visual del castillo o de la montaña quedarán fuera de ordenación, como es el caso de muchas fincas del eje Albereda-Selgas. Ello no tendrá consecuencias para los propietarios. El plan se articula como un instrumento de futuro, a largo plazo.

El borrador especifica tres niveles de protección para los edificios. La integral obliga a la conservación de la mayoría de componentes materiales y engloba a 34 inmuebles; la parcial contempla la protección de las fachadas y otros elementos arquitectónicos valiosos (559 inmuebles). La parcial, por último, abarca 1.786 edificios que no presentan un valor especial pero contribuyen a definir un ambiente valioso por su belleza o carácter tradicional. La regidora de Urbanismo, Cristina Suñer, considera un logro poder clarificar sobre el papel el tipo de actuación que podrá ejecutarse en cada punto del casco antiguo porque eso dará «seguridad» a los propietarios, que conocerán de inmediato qué tipo de obra pueden llevar a cabo y qué materiales constructivos pueden usar con solo observar el documento, sin tener que esperar la farragosa autorización de Patrimonio, cuyos técnicos muchas veces diferían en cuanto a algunos criterios, como si consentir o no las cocheras. Con el Plan en vigor, el ayuntamiento asumirá las competencias y agilizará trámites.

Unión de la montaña y la ciudad

El documento de avance se articula en torno a tres grandes ejes: el ambiental, el económico y el social. Una de las ideas fuerza por las que apuesta, según Suñer, es «la unión de la ciudad y la montaña», con una «renaturalización» del borde degradado que separa ambos puntos. Eso incluye la regeneración de la vegetación de la Costa del Castell y mejoras en los paseos y sendas existentes y en enclaves como el Bellveret, Sant Josep o la calle Sant Pasqual. Entre las propuestas de intervención destaca la prolongación del principal eje verde de la ciudad hacia la montaña del Castell, continuando el espacio global de la Albereda por el oeste (a través del ensanchamiento de la calle y plaza Sant Jordi) y por el este, con el propósito de construir un espacio doble muralla-jardín continuo a lo largo de la ciudad. También se crearán nuevas conexiones verdes recuperando los accesos a la ciudad antigua y los caminos de conexión a la montaña en los tramos altos de las calles Ardiaca, Enriquez, Menor Cuesta y Carneros y se habilitarán zonas verdes en solares en desuso.