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Mujeres en violeta

el inconveniente de descansar en las colaboraciones periodísticas cuando llega el verano, es que se quedan dentro del disco duro toda una serie de circunstancias que hubiesen dado pie para una buena columna pero que con el paso de apenas unas semanas pueden perder „o no„ cierta actualidad. Se me perdonará entonces que recupere de ese baúl relleno de ideas , en ocasiones son como un objeto punzante que te molesta como avispa impertinente, un hecho que me llamó la atención, simplemente me la llamó, pero con tanta insistencia que si no me la quito de encima me perseguirá durante todo el otoño.

No me sorprendió en absoluto el libro de la Fira de este año por el hecho de denominarlo Llibre de les Dones. Imprimirlo en violeta mate, e incluso adjuntarle un anuncio institucional que hace años provocaba la ira de los dioses más intransigentes, incluso los transigentes. Y ahora se aplaude, creo. No me sorprendió en absoluto porque comprobé de inmediato que todas y cada una de las colaboradoras escribía igual de bien que hace meses o tal vez muchos años, por lo que su presencia ahora se me antojaba anecdótica. Hubiesen podido estar presentes mucho antes. Podían y debían.

Quienes le han llamado libro reivindicativo es como reconocer que antes ellas no pintaban nada, y eso está muy lejos de la realidad. Las mujeres que conforman la larga nómina de colaboraciones (algo muy de agradecer de verdad a la coordinadora de la publicación), pintan tanto que ellas solas llenarían muchos libros de Fira sin necesidad de distinciones, porque lo lógico y razonable sería que ellas y ellos conformasen el contenido de futuras ediciones. Solo entonces podríamos hablar de igualdad, de reivindicación y de objetivos conseguidos, y creo, según mi modesta opinión, que por ese camino debería enfocarse la verdadera luchas de todas/os por una sociedad más justa e igualitaria en todos los sentidos. Nos sobran colores y nos faltan hechos.

Y como nos faltan hechos, hay uno impresentable que viene repitiéndose desde que el heredero del Borbón incendiario subió al trono. El hecho es que por costumbre, educación, tradición o como se le quiera llamar, se reproduce su imagen junto a la de la reina Leticia (el libro de 2014, primero del tripartito prometía cambios que no se han visto, incluso se escribió una editorial de nuevas perspectivas de futuro editorial, tan irreal como onírica). Felipe VI se presenta junto a la Reina en una foto donde únicamente aparece la firma de él. La de Leticia se perdió por el camino. ¿Eso significa que la foto es la primera que pillaron y mandaron con esa anomalía? O es que realmente no hay fotos donde hayan estampado la firma los dos? Una tercera opción es que Leticia no sepa firmar. Claro, es algo que no podemos creer, pero de peores se han visto. Y se quiera o no se quiera queda muy feo que en un Llibre de les Dones, sea precisamente la reina del país (impuesta eso sí, como todos los borbones sin oficio ni beneficio) aparezca sin su firma en el papel couché. Tan feo como que Cesca Chapí, impulsora de todos los programas en violeta, y a poco que nos descuidemos de toda la ciudad, no haya probado la silla de alcaldesa durante el par de semanas que le tocaban. Y que todas las explicaciones al respecto no hayan convencido ni a los más tontos de la clase. Y mira que somos muchos los que integramos ese grupo.

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