La empresa que promueve un vertedero de residuos no peligrosos de origen industrial en término de Barxeta, Servicios Medioambientales de Valencia, SL (SVM), ha sufrido cuatro incendios desde 2013 en la planta de reciclaje de 4.000 metros cuadrados que gestiona en el polígono de Alboraia. El último siniestro, sofocado el 8 de agosto, quemó dos contenedores y una trituradora y desencadenó un hondo malestar en el Ayuntamiento de Alboraia que fue verbalizado por el propio alcalde, Miguel Chavarría, debido a la acumulación de incidentes en el complejo, que se ha convertido en una fuente de problemas.

El aviso movilizó a unidades de bomberos de cuatro parques por la intensa humareda negra generada en la zona. Después de inspeccionar las cámaras de vigilancia que la empresa instaló tras los tres incendios anteriores, la Policía Local concluyó que el origen del fuego había sido fortuito, alentado por las altas temperaturas. Desde la firma defendieron el cumplimiento estricto de la normativa, aunque señalaron que eran conscientes de la «mala fama» adquirida y plantearon la organización de visitas guiadas «para que los ciudadanos vean cómo trabajamos y que no hay malas prácticas».

En el año 2013, el complejo de reciclaje encadenó dos incendios en apenas tres meses. En septiembre, cerca de doce dotaciones de bomberos tuvieron que intervenir en un siniestro que quemó 200 metros cuadrados de colchones y pilas de cartón almacenadas en grandes cantidades en el exterior de la instalación. Seis empresas perimetrales tuvieron que ser desalojadas por precaución. En diciembre, otro incendio forzó la evacuación preventiva de una veintena de trabajadores.

Las instalaciones de valorización y eliminación de residuos proyectadas en una cantera de arcillas situada entre Barxeta y Llocnou d'En Fenollet ha encendido la mecha de una movilización vecinal que ha recabado más de 2.500 alegaciones contrarias al complejo, con el respaldo de los ayuntamientos de las inmediaciones y de organizaciones como Ecologistas en Acción y AE-Agró.

En el estudio previo presentado en la conselleria para tratar de recabar los permisos ambientales oportunos, la empresa promotora sostiene que la planta es necesaria para «aumentar el reciclaje, la recuperación y la reutilización de residuos». El Consorcio de Residuos (COR), sin embargo, ha rechazado de plano el proyecto por sus características. SVM surgió en 2007. Su actividad se basa principalmente en la gestión de residuos no peligrosos, como papel y cartón, plásticos, tejidos, madera y metales, procedentes de diferentes empresas. La mercantil cuenta con diferentes autorizaciones medioambientales como gestor integral de residuos, así como con homologaciones de Ecoembes y certificados de calidad. Entre sus clientes figuran empresas públicas como Vaersa y Epsar, la planta de tratamiento del Emtre en Quart de Poblet y firmas privadas como Global Omnium o MSC Cruceros.

El estudio de la promotora plantea itinerarios de recogida y transporte de residuos que atraviesan polígonos industriales y que abarcarían «el conjunto de la provincia». Los deshechos procedentes del norte se canalizarán o por la autovía A-7 o por la CV-41 hasta conectar con la CV-600, por la cual se accedería a la futura instalación. Los procedentes del sur llegarían por la CV-645 o la A7/A35, mientras que los del este se canalizarán por la CV-610 hasta enlazar con la CV-575. Para el acceso a la planta se prevé una intersección en T y el acondicionamiento del camino rural de acceso (con un ancho de entre 4 y 7 metros) para adecuar el pavimento al tráfico contemplado. La planta de valorización ocuparía una superficie de 7.500 m2, mientras que el área de eliminación alcanzaría los 128.000 m2.

16.000 toneladas de otras plantas

La instalación, a 2.500 metros del casco urbano de Barxeta y a 1.000 del de Llocnou, tendría capacidad para absorber hasta 60.000 toneladas de residuos al año, de los cuales el 40% iría a parar al vertedero, además de 16.000 t procedentes de otras plantas de valorización, destinadas a eliminación. Según SVM, el complejo funcionaría durante 30 años y estará diseñado «de forma que cumpla las condiciones necesarias para impedir la contaminación del suelo y de las agua subterráneas, así como para garantizar la recogida eficaz de lixiviados». La firma argumenta la necesidad de la planta «para evitar vertidos incontrolados» y «al existir instalaciones similares próximas a completar su vida útil». SVM afirma que la actividad generará puestos de trabajo (aunque no concreta cuántos) y un «beneficio socioeconómico» en la zona, a tiempo que mantiene que la vulnerabilidad de los acuíferos es «baja» y que los afloramientos de arcillas presentan «impermeabilidades muy elevadas».

Para el Ayuntamiento de Barxeta, el proyecto es «incompatible con el plan de restauración de la cantera», invade suelo forestal y supone un riesgo demasiado elevado en una zona de gran riqueza medioambiental, dadas sus dimensiones. El consistorio de Xàtiva también lo ha rechazado: todos los partidos secundaron la moción de EU en el último pleno del sábado.