Buena parte de los vecinos que conviven en los bloques de fincas de la plaza País Valencià de Xàtiva han secundado la acción de protesta que pretende visibilizar el malestar reinante como consecuencia de los graves y persistentes problemas de filtraciones de aguas residuales, fecales y pluviales procedentes de la acequia Murta y del exterior que viene padeciendo el edificio desde hace más de 15 años en sus dos plantas de aparcamiento subterráneo. Ayer se contaban por decenas las toallas de playa extendidas en los balcones de las viviendas del inmueble: la primera edificación residencial con la que se encuentran los coches cuando acceden al núcleo urbano de Xàtiva por la rotonda del Portal del Lleó.

Como adelantó Levante-EMV, la movilización vecinal se inició el lunes y está previsto que se prolongue hasta el próximo domingo 7 de octubre. Mediante notas informativas en los portales, los copropietarios lanzaron la idea de colocar toallas de playa «cuanto más grandes y llamativas mejor» en los balcones para denunciar la «piscina» con la que habitan debajo de sus casas.

Recogida de firmas

En los bloques de pisos también se han recogido firmas para presionar al Ayuntamiento de Xàtiva sobre la necesidad de articular una solución estructural que ponga fin a las continuadas goteras en los garajes, donde los coches aparcados comparten espacio con amplios charcos que proliferan por doquier, paredes deshechas, pilares alarmantemente deteriorados por el agua, techos descarnados y llenos de grietas, zonas intransitables y suelos abombados y corroídos por las humedades.

En el parking y en los fosos de los ascensores, los propietarios tuvieron que instalar potentes bombas de extracción de agua. El pavimento está lleno de regatas y tuberías para canalizar y dar salida a las goteras que bajan por las paredes y se filtran por el suelo.

Desde el consistorio sostienen que la solución para remediar las abundantes quejas que generan las filtraciones en este y otros puntos del núcleo urbano pasa por desplegar el proyecto de desvío de la acequia Murta, que lleva una década cogiendo polvo en los despachos. El coste de la actuación, también reivindicada por la comunidad de regantes, bordea el millón de euros. De momento, la corporación municipal aguarda a que sea la administración autonómica la que mueva ficha y acepte dotar fondos para materializarla.

Mientras tanto, los vecinos han decidido pasar a la acción para expresar su hartazgo por el aplazamiento del problema, que se agudiza cada vez que se registra cualquier mínimo episodio de precipitaciones y que, además, ha ido a peor con el paso elevado de peatones levantado en la Baixada del Carme. Los afectados se muestran preocupados por los desperfectos.