Si es verano y fin de semana, los oriundos de la Canal ya saben que hay ciertos lugares que están vetados. Imposible bajar al gorgo de la escalera de Anna o intentar nadar en el río de Bolbaite o los Charcos de Quesa. Los coches se acumulan en las zonas aledañas. Las neveritas a rebosar de comida y bebida. Al caer la tarde, el rastro de los turistas que apenas pasan horas en la comarca, se deja ver. Los ayuntamientos de los municipios de la Canal están trabajando arduamente por fomentar el turismo en la zona, sin embargo, desde Adene se pone el dedo en la llaga y se alerta sobre el tipo de turismo que llena los parajes naturales y la necesidad de tener planes de contingencia por parte de los consistorios ante posibles catástrofes. «Este tipo de turismo puede ser desastroso y causa de accidentes e incidentes», afirman. Fundamentalmente se detienen en advertir sobre la zona del río Fraile, la cual califican de «peligro en potencia» por el gran número de personas que acude, la orografía de la zona y la gran cantidad de masa boscosa. «La masificación no es buena y en esta zona se requiere abrir cortafuegos; además, existe otro problema añadido que es la cantidad de zonas de cultivo abandonadas», explican.