La investigadora Mercedes González, del Taller de cerámica Vallés 16, dedicó su intervención de ayer en el congreso celebrado en Sant Domènec a poner en valor los poco conocidos azulejos de la capilla de Sant Jordi del castillo de Xàtiva, construida en el siglo XX. La especialista señaló que estas piezas decorativas fabricadas en la factoría del popular ceramista José Gimeno de Manises «destacan por su calidad y conforman un conjunto cuidado y único en la ciudad». González lamentó que estos azulejos propios de la cerámica típica valenciana «no se aprecian como deben» debido a que son relativamente recientes.

Una capilla poco explotada

La capilla de Sant Jordi se localiza una vez pasada la vivienda de Gregorio Molina a la entrada del castillo, antes del tramo de escaleras. La investigadora apuntó que la situación de la misma supone un gran problema porque está orientada de modo que el sol suele deslumbrar a los visitantes que tratan de observar con detalle su interior a través de una reja. «Suelen mirar rápido e irse», indicó González, que defendió la necesidad de «dar a conocer esta pequeña obra de arte para que los visitantes puedan admirarla». La capilla es una construcción de estilo neogótico construida por Gregorio Molina cuando compró el castillo y se encuentra en un perfecto estado de conservación.

La decoración «recargada» de su interior «no se ajusta a la época» pero, según observó González, responde a las «creencias» y al «programa iconográfico de quienes la encargaron». La ceramista considera que los zócalos y pinturas de la construcción «deberían estudiarse» porque «son muy importantes y representativos de la época». La ponente reivindicó la ornamentación cerámica valenciana y la figura del propio José Gimeno, que fue uno de sus mayores exponentes, artífice de una revolución en el sistema cerámico.