El pasado jueves el profesor Antoni Martínez Revert pronunció una conferencia sobre la figura del impresor Blai Bellver, a quien considera el gran precursor de las artes gráficas setabenses y que tuvo su continuidad hasta hace muy pocos años en la imprenta que fue de los Mateu, en Xàtiva. Con esta segunda conferencia, una exposición y la presentación del libro sobre el habla específica de la Costera del próximo viernes, el Ayuntamiento de Xàtiva ha tributado un homenaje al erudito local en el doscientos aniversario de su nacimiento. La muestra, visitable en la Casa de la Cultura, abarca todas las producciones que salieron de su puntera imprenta, y se acompaña con la edición de un cuaderno que recrea la Xàtiva del siglo XIX, su biografía como editor de periódicos, libros y cuadernos caligráficos, y su relación con el mundo fallero, del que fuera el autor intelectual, como amante y recopilador de la literatura valenciana popular, de la llamada literatura d'espardenya.

Martínez, máximo experto y autor de una tesis sobre el impresor, entre otras aproximaciones a su figura. ha sido el comisario de la exposición, para la que ha contado con la inestimable ayuda del profesor Germán Ramírez en la recreación de la Xàtiva del XIX, y del director de la Casa de la Cultura, Josep Sanchis, en el apartado de la implicación de Bellver en la plantà de la primeras fallas de Xàtiva, y en la redacción e impresión de los primeros llibrets.

Tal vez la celebración del doscientos aniversario de su nacimiento «pueda ayudarnos a superar el mito de la fracasada industrialización, de la falta de emprendedores, o de la eterna decadencia que arrastra Xàtiva desde que Felipe V diera orden de su exterminio», sostiene. A pesar de la cantidad de pintores, escritores, médicos, políticos, y también de empresarios que ha dado la ciudad, la autoestima sigue siendo baja, y a través del análisis del profesor Martínez, la saga de los Bellver, constituye un ejemplo contrario al contexto que le tocó vivir, por ser un gran empresario del arte de Guttemberg, y promotor también de la cultura pero no de la oficial, de las élites burguesas que escriben en castellano, sino de la del pueblo que vive y piensa en valenciano.

«Fue un empresario de la cultura que trabajó un producto, el de la letra impresa en todas sus facetas, bien en formato de periódico, pasquín, libro, cartel o cuaderno caligráfico. Fue también creativo y precursor del marketing publicitario», recalca Martínez. Además de poeta, rescatador de la cultura oral valenciana y precursor del llibret de falla. Todo ello lo relató magníficamente el profesor Martínez. Formado en la imprenta de Catalina de Rius de Valencia, adquirió experiencia para abrir su propia imprenta en Xàtiva. Según Martínez, editó romanzas de la cultura popular cantadas por versadors y ciegos, prosa poética de carácter satírico y de denuncia social. Aspiró a ser un editor con vocación crítica y literaria, y no un mero artesano de papel teñido de palabra impresa. De su taller salieron los primeros periódicos de Xàtiva: La Fortuna, El Setabense o La Federación, entre otros, y los tres primeros llibrets falleros de la historia local: la peixca del aladroch, la Creu del matrimoni, y eclipses del matrimonio, que constituyen todo sea dicho, una canto a la misoginia tan propia de la sociedad patriarcal del siglo XIX, arraigado tanto en la cultura popular como la burguesa.

Precursor del diseño gráfico

Para Martínez, fue sin duda también precursor del «diseño gráfico, la tipografía y el grabado», disciplina esta última en la que contó con la ayuda de su hermano Manuel, gran dibujante en tinta impresa, lo que le permitió imprimir libros de gran formato. Fue publicista preocupado por el color, el tratamiento del lenguaje, la creatividad, y el mensaje claro y preciso, acompañado de la imagen más cuidada. En suma, innovó en el campo de la litografía e incrementó la variedad de los caracteres tipográficos, y para ello se hizo con la tecnología más avanzada como las impresoras Columbia o Minerva. Ello le permitió producir cuadernos caligráficos «en cantidades industriales y exportarlos a toda Europa», explica. Todo en un mismo personaje, lo que demuestra que aquello de la fracasada industrialización o la falta de emprendedores en la capital de la Costera es un mito más propio de la literatura romántica que de la realidad histórica, según sostiene el profesor Martínez.