En torno a las 18 horas del 16 de diciembre de 2012, cinco hombres llegaron a bordo de dos furgonetas a una explotación ganadera situada en la partida de la Torreta de Quatretonda con el objetivo de apoderarse de los cerdos del recinto. Los asaltantes cruzaron la valla metálica de acceso, de casi dos metros de altura, pero fueron sorprendidos in fraganti por el propietario de la granja. En ese momento, regresaron a las furgonetas —una Fiat Ducato y una Ford Tránsit— y salieron huyendo de la zona. Poco después de iniciar su marcha, sin embargo, los hombres fueron interceptados por la Guardia Civil mientras circulaban por la travesía de Benigànim, en la CV-612. En el interior de los vehículos, los agentes intervinieron «herramientas de matarife»: dos cuchillos, un hacha y dos martillos que fueron decomisados y destruidos.

Seis años después de los hechos, la Audiencia Provincial ha confirmado sendas condenas por un tiempo global de 15 meses de prisión a dos de los implicados por un delito de robo con fuerza en grado de tentativa. Los otros tres sujetos que participaron en los hechos no han podido ser enjuiciadas: en enero fueron declarados en rebeldía por el juzgado, al no atender a las citaciones. Los dos condenados recurrieron la sentencia de primera instancia. Uno de ellos, con antecedentes penales, defendió que era transportista de profesión y que ningún testigo declaró haberle visto dentro de la explotación ganadera.

La Audiencia, sin embargo, no ve una explicación congruente de qué hacían los dos condenados en la granja y considera probado que iban en las furgonetas que el propietario de la granja vio y la Guardia Civil interceptó a continuación. Además, el día anterior a los hechos se había registrado otra sustracción de animales en la mismo explotación ganadera. En 2012 se produjo una oleada de robos perpetrados por bandas organizadas en granjas porcinas de Llutxent y Quatretonda.