La ilusión anual de los Reyes Magos este año a los adultos ontinyentins, al otear las diversas dadivas que van haciéndose notar, diríase que se han adelantado a las fechas señaladas del calendario. Empezando por esos avances con sabor navideño de los que se inscriben en libros contables con muchos números. No en balde su cuantía es de las que epatan al personal, mayormente poco habituado a tercer con dígitos millonarios. Sucedió el pasado fin de semana cuando la consellera de Sanidad, Ana Barceló, iba al grano al anunciar la inminente salida a concurso por 31,5 millones de euros «de las obras del nuevo hospital de Ontinyent». Prueba de que el asunto ara va de bo es ese «pliego de condiciones que establece un plazo de 36 meses para la ejecución de los trabajos», es decir que el tren hospitalario ya está en marcha. De lo que darán fe «más de 500 trabajadores y 80 camas». Atrás quedaran maquetas y castillos en el aire a cargo de ínclitos y manirrotos políticos como Francisco Camps.
Otro regalo sin par para los valldalbaidins, que como marca la tradición sesentera habrá que guarnecer con cagaferro, es, para la ocasión, un regalo muy férreo, de Adif, cuyo presente inversor se situará en los 8,5 millones de euros con el fin de modernizar la seguridad en la línea Xàtiva-Alcoi. Dejando sorprendido al personal, que no lo esperaba. Es de esperar que la modernización, además de renovar y asegurar el trazado de las vías, se confía que se complete con nuevos trenes que hagan el mismo recorrido en menos tiempo. Y si quieren ponerle al trenet la guinda del roscón de Reyes, que vayan encargando estudios sesudos acerca de las posibilidades, alternativas y rentabilización de dicha línea entre Xàtiva y Alcoi. Una asignatura que, al parecer, no acaba de arrancar por falta de padrinos. El último conocido fue el Marqués de Campo.
Abre con división de opiniones. Tras dejar atrás más de dos décadas de reivindicaciones, ha abierto a la circulación la rotonda ubicada al final de la Avenida Torrefiel, junto al cruce con la Ronda Sud de Ontinyent, en cuyas obras la Conselleria d'Obres Públiques ha invertido cerca de un millón de euros. Sin embargo, y a tenor de las discrepancias surgidas entre los usuarios en general, el resultado ha sido una pifia cuya calificación de muy deficiente ha de atribuirse a los técnicos implicados en su diseño y construcción.
Aunque desde el gobierno municipal no le ha puesto pegas (no se sabe para qué quieren un equipo tan caro de técnicos que les asesoren con tresillat). Todo lo contrario: parece que están encantados de ese final de proyecto al poder ofrecerle a la ciudadanía una obra tantos años reivindicada. Otro cantar es el que parece sentir la mayoría de perplejos usuarios, que no aciertan a verle la «utilidad» a la millonada invertida.
