En la tarde-noche de ayer el sonido de los bombos y tambores llenó hasta el último rincón de Alzira. Decenas de participantes, mujeres y hombres, grandes y pequeños, recorrieron las calles de la capital de la Ribera Alta en una celebración del ruido, la conmemoración de una Tamborada que, además de gran fiesta local, será también a partir de ahora Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco. Y la manera de festejarlo fue la presentación de la estatua que personifica ese tributo. Se trata de una representación realista a tamaño natural de uno de los tamborileros, y el encargado de darle forma ha sido Xavier Soro, de Xàtiva. El artistas plástico se mostró anoche «muy contento» por contribuir de este modo a las celebraciones en Alzira de la declaración de la Tamborada como Patrimonio Inmaterial, y expresó su alegría por la gran aceptación que ha tenido su obra, así como el «orgullo» de trabajar «para el pueblo de Alzira y por una celebración como Patrimonio de la Humanidad», insistió.

Tras cinco minutos de repiques de tambores, la cubierta de tela se retiró para dejar a la vista la estatua de Soro, un cofrade de bronce realizado con una sensibilidad especial en el movimiento. El momento arrancó múltiples aplausos, tras los que la comitiva de tambores prosiguió su curso hasta la plaza Major para culminar el acto con la Trencada de l'hora. Los asistentes de paisano hicieron tiempo tomándose sus primeras fotos con la nueva estatua, que media hora después aún aguantaba la sesión de fotos.

Isabel Aguilar, concejal de Fiestas de Alzira, se saltó la votación de los presupuestos municipales para poder vivir la celebración. Aguilar incidió en que el de ayer se trataba «de un acto de todos y para todos», cuyo éxito demostró el gran arraigo que tiene la Tamborada en Alzira.

Soro es autor, entre otros, de la escultura de San Francisco de Asís en la iglesia de Sant Francesc de Xàtiva o el monumento a los toros de Moratalla, en Murcia.