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Campaneros

Los guardianes de los sonidos olvidados

Un colectivo de campaneros cataloga más de 300 bronces y recupera los toques manuales en la Costera y la Vall d'Albaida

Los guardianes de los sonidos olvidados

Son jóvenes, pero miran a lo alto de los campanarios como lo hacían sus antepasados: esperando encontrar vida en ellos. Vuelven a hacer sonar las campanas enmudecidas por el paso del tiempo y la progresiva secularización. Recuperan los toques y sonidos manuales tradicionales allí donde la máquina derrotó hace tiempo al extinguido oficio de campanero. La Colla de Campaners de la Vall Blanca lleva tres años bregando a diario contra la acelerada destrucción de un patrimonio de bronce olvidado, imperceptible a la vista y cada vez menos escuchado. Una víctima más del apagón de las costumbres que antes marcaban el devenir cotidiano de los pueblos.

Desde que iniciaron su andadura volviendo a hacer sonar a mano el campanario de Atzeneta d'Albaida, hace tres años, el trabajo que han desplegado ha sido gigantesco. Tanto que han dado el salto fuera de su ámbito principal de actuación para ampliarlo a la Costera y la Canal. El número de socios de la Colla ha crecido a la par (ya son doce) y los proyectos de futuro se amontonan.

Por el momento, esta joven asociación sin ánimo de lucro ya ha catalogado cerca de 350 campanas en templos de diversa índole, con su nombre, fecha, peso y dimensiones. Un trabajo de investigación que a veces incluye zambullirse en antiguos documentos y preguntar a la gente mayor del pueblo para tratar de rescatar el viejo sonido asociado a cada bronce, o apoyarse en un músico para plasmarlo en partituras. A raíz del interés demostrado, cada vez acumulan más peticiones de parroquias que quieren que hagan sonar sus campanas (generalmente en las fiestas), a tiempo que han conseguido llevar a cabo varias restauraciones con éxito. Todo por amor al arte.

A sus 23 años, el cap de la Colla de la Vall Blanca, Isaac Montell, es un apasionado de la técnica y de todo el universo que la rodea. Se sabe prácticamente de memoria el mapa con todas las campanas de la zona. «En el año 2000 se hizo una catalogación, pero se ha quedado anticuada: faltaban muchos campanarios. Nuestro objetivo es ir actualizando poco a poco todo el patrimonio», observa.

En la Costera, el toque manual de campanas solo resiste en Moixent, mientras que en la Vall d'Albaida la tradición ancestral se ha recuperado y ha ganado mucho peso en los últimos años (transformada en afición) en Albaida u Ontinyent, donde otras asociaciones culturales luchan por conservar el patrimonio campanero. «A motor todos los toques son iguales; el ordenador es genérico y no puede imitar a la persona y sus diferentes ritmos», recalca Montell.

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