Un reducido grupo de activistas logró boicotear el pasado domingo una de las cuatro batidas de jabalíes organizadas por el Club de Cazadores «El Orión» de Xàtiva con el permiso de la administración en la zona de Cinc Germans-Serra Grossa. Integrantes de diferentes colectivos animalistas y conservacionistas irrumpieron en el acotado ataviados con chalecos amarillos y megáfono en mano. Al detectar su presencia, los cazadores avisaron al Seprona de la Guardia Civil. Los agentes encargados de supervisar la actividad identificaron a los activistas para tramitar la correspondiente multa. Finalmente, la batida tuvo que suspenderse por razones de seguridad.

La Federación de Caza de la Comunitat Valenciana anunció ayer que va a presentar una demanda para iniciar acciones legales con la intención de que los responsables del escrache «respondan patrimonialmente» y «sean castigados como toca» por impedir «una actividad legal, reglada y necesaria para controlar la sobrepoblación de determinadas especies». «No podemos permitir la intolerancia por parte de grupos radicales contra cualquier actividad contraria a su pensamiento. En una democracia hay vías para cambiar las leyes y las cosas que no nos gustan, cumpliendo el marco legal y respetando al resto de ciudadanos», sostiene el presidente de la Federación, Raúl Esteban, que recalca que la batida contaba con la autorización oportuna.

El incremento de los accidentes de tráfico originados por la colisión de jabalíes, los daños denunciados por los agricultores en sus explotaciones, la proliferación de estos animales sin depredador natural cerca de núcleos habitados -por el retroceso de la agricultura y el despoblamiento rural- y la competencia entre especies son algunos de los argumentos esgrimidos para defender las batidas, reguladas en una normativa autonómica. Esteban apunta al escrache de Xàtiva como un «caso único» de boicot en la Comunitat Valenciana y asegura que la corriente que apoya estas acciones «es muy minoritaria, pero hace mucho ruido». «La población rural entiende la necesidad que existe. La caza es un motor económico y una herramienta de control de daños y accidentes», incide Esteban.

Por su parte, los activistas que acudieron a la Serra Grossa expresaron su «satisfacción» por la paralización de la batida, que consideran «completamente innecesaria con la excusa del control biológico». En un comunicado, los animalistas mantuvieron que «hay más métodos de control que no implican el asesinato de ningún animal». Según sus tesis, «los pocos ejemplares de jabalíes que se han matado en estos dos días de batida en Xàtiva ponen en entredicho la eficacia del método de control utilizado». «La naturaleza tiene los mecanismos de equilibrio y se autorregula sin nuestra intervención. Estas medidas no se corresponden con la sensibilidad animalista y ecologista creciente que podemos observar en nuestra sociedad y denunciamos que Xàtiva está suspendiendo esta asignatura, con medidas como esta batida, la participación de animales en espectáculos públicos o el uso de varios animales en el belén de Navidad», mantienen. La actividad cinegética, sin embargo, escapa de las competencias del ayuntamiento. Los animalistas sostienen que los cazadores tienen «privilegios» porque, a lo largo de la temporada de caza, la mayor parte de la zona verde del estado español está reservada para ellos, quedando inaccesible para el resto de la ciudadanía».

La Federación de Caza, en cambio, considera estos razonamientos «fruto del desconocimiento» de la realidad del mundo rural e insiste en que su función es «velar por el cumplimiento de la ley». «Hemos de preservar las poblaciones de especies, pero en números sostenibles. Piensan que libremente salimos a pegar tiros, pero todo está supervisado y regulado por la administración. Se hacen censos y se controlan las poblaciones para ver hasta dónde se puede llegar», remarca el presidente.

Cuatro batidas programadas

Cuando el Ayuntamiento de Xàtiva informó de que los cazadores habían programado cuatro batidas de jabalíes y zorros en los montes entre enero y febrero -dentro del calendario autorizado- se despertó una corriente crítica. La primera convocatoria se saldó con una primera polémica, cuando Pacma denunció la presencia de un jabalí decapitado en unos contenedores próximos a la sede del club de cazadores. La asociación El Orión se desvinculó del hallazgo y anunció acciones legales por las acusaciones «sin pruebas».

La inclusión del zorro entre los ejemplares a batir ha sido también objeto de controversia. Desde la Federación defienden que la sobrepoblación de este animal representa un problema, puesto que «no tiene depredador natural» y se ceban con otras especies. «Se produce una rotura del equilibrio del ecosistema. Si no fuéramos nosotros, no habría quien lo hiciera», apunta Raúl Esteban. Las dos últimas batidas en Xàtiva están programadas el día 27 en la zona de la Quintana y el 2 de febrero en la la sierra Vernissa. El presidente de la Federación de Caza descarta adoptar medidas extraordinarias: confía en que las denuncias basten para evitar nuevos boicots.