La Vall d'Albaida aporta unas 33.000 ha de terreno forestal a la provincia, lo que supone algo menos de la mitad de la superficie comarcal. Bocairent y Fontanars del Aforins son, con mucho, los municipios con mayor superficie forestal, con más de 2.000 ha cada uno. Algunos municipios rondan un 50% de su territorio dedicado a usos forestales, pero el relativamente pequeño tamaño de la mayoría hace que no supongan aportaciones importantes, quizás con la excepción de Ontinyent.

Del total comarcal, alrededor de un tercio de la superficie forestal es arbolada, dominando casi absolutamente las coníferas. Las formaciones de frondosas solo cubren una superficie destacable en Bocairent; en el resto de municipios, sólo Quatretonda supera las 50 ha. En cuanto a las especies de arbolado presentes, más de 8.000 ha son pinares de pino carrasco Pinus halepensis, con las mayores extensiones en Bocairent y Fontanars dels Aforins, con más de 2.000 ha cada uno (Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente 2006). Podemos encontrar algunas formaciones de pino rodeno Pinus pinaster, que alcanzan casi 400 ha en el total comarcal, y que tienen su mayor representación en el término municipal de Quatretonda, una presencia digna de mención en Albaida, y pequeñas masas en Beniatjar, Llutxent y Pinet. En Bocairent se encuentran algunos encinares Quercus ilex de interés, que totalizan por encima de las 200 ha; la especie también dispone de alguna formación en Quatretonda, y pequeños bosquetes en Llutxent y Pinet. Algunos retazos de bosques de ribera, que en total no llegan a las 200 ha, se pueden encontrar dispersos por los cauces y barrancos de la comarca, superando en algo las 50 ha sólo en Bocairent. Destacar, por último, una formación de unas 70 ha de sabina negral Juniperus phoenicea en Fontanars del Alforins, y un acebuchar Olea europea var. sylvestris en Salem.

Tres grandes incendios (superiores a 500 ha) han afectado a la comarca desde 2010 [este trabajo no refleja el incendio de Llutxent-Pinet y la Safor de 2018, puesto que está redactado con anterioridad]. El primero, iniciado en Ontinyent en 2010, calcinó unas 2.500 ha, en su mayoría de matorral. El segundo, en 2011, y con foco en Benicolet, afectó a unas 1.500 ha, también en su mayoría a superficie no arbolada. Por último, el incendio iniciado en Lloc Nou de San Jeroni, en la vecina comarca de La Safor, afectó a los términos municipales de Terrateig y Montitxelvo en 2012

Una gran riqueza verde

La Infraestructura Verde hace referencia al conjunto de espacios libres del proceso de urbanización, en los que se hallan enclaves que por su singularidad ecológica o patrimonial cuentan con alguna figura de protección o reconocimiento. En la Vall d'Albaida, el 31,02% de la superficie se halla bajo alguna figura de protección. La Infraestructura Verde se encuentra representada por 22.407,20 ha de superficie protegida, de las cuales 5.805,67 ha son de Parques Naturales (Serra Mariola), 2.111,56 Paisajes Protegidos y 5.713,45 ha de Parajes Naturales Municipales; 15.604,52 ha son Lugares de Interés Comunitario (LICs) y 13.621,71 ha de Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Posee 31.944,90 ha de espacio forestal contemplado dentro del Plan de Actuación Territorial Forestal, de las cuales 15.959,70 son Montes Públicos Gestionados. Además 1.227,05 son zonas libres por riesgo de inundación; y hay cinco cuevas y trece lugares que tienen arte rupestre o forman parte de conjuntos declarados Patrimonio Histórico de la UNESCO.

En la comarca se pueden identificar tres tipologías paisajísticas: el paisaje silvícola forestal y de montaña; el agrícola de secano arbolado; y el rururbano. La primera de ellas, está vinculada a las áreas montañosas de la comarca: Serra Grossa, que se extiende entre los llanos de la Font de la Figuera hasta el estret del río Albaida, en los municipios del Genovés y Benigànim, y que actúa como frontera natural entre las comarcas de la Costera y de la Vall d'Albaida, mientras que las sierras del Benicadell y de Agullent lo hacen por el sur. El carácter agreste y montañoso, junto al clima mediterráneo frío, han provocado un protagonismo agrario escaso en estas zonas.

Agricultura poco relevante

En cuanto a la vegetación dominante, se encuentra el carrascal y el pino carrasco, acompañado de coscoja, lentisco o aliaga. Además, de endemismos propios de paredes y fisuras rocosas como la orella del ratolí o la orelleta de roca. Los incendios forestales han provocado que en la mayor parte del territorio exista una cubierta vegetal arbustiva de bajo porte o en su defecto de pino carrasco. En el caso de la segunda tipología, la existencia de agua superficial ha posibilitado una agricultura de regadío tradicional basada en la captación de los azudes y el transporte por acequias. Desde finales del XX se ha asistido a una ampliación de la superficie de regadío mediante riego localizado. Los cultivos más relevantes de la huerta histórica son las hortalizas y las frutas de hueso. Mientras, los cítricos han sido introducidos en ciertos sectores, sobre todo de huerta; y en el secano y algunas zonas regadas por goteo predominan la viña y el olivo.

El clima mediterráneo, de transición entre el litoral y el continental, presente en la zona, ha ejercido una gran influencia en la disponibilidad de recursos hídricos y en el desarrollo de una actividad agraria de entidad. Pero pese a su pérdida de importancia en el conjunto de la economía de la zona, sigue marcando el carácter del paisaje: la práctica totalidad de la superficie de la comarca está ocupada por cultivos y núcleos de población.