Otra de las novedades experimentadas de los últimos treinta años en la agricultura de la Vall ha sido la ampliación de la zona regada, que ha pasado de 2.580 hectáreas en 1960 a casi 6.200 en el momento actual. Las primeras son las que corresponden a los regadíos históricos alimentados por las aguas de los ríos Clariano y Albaida, así como por varias docenas de fuentes repartidas por todos los lugares del valle, donde no hay poblado grande o pequeño que no cuente con su propia huerta tradicional.

Los mayores sistemas de riego se localizan a lo largo del río Clariano, desde su nacimiento en el Pou Clar, donde arrancan las acequias que riegan la huerta de Ontinyent, la mayor de toda la comarca (672 hectáreas), seguido aguas abajo por las de Aielo de Malferit (67) y, ya donde se junta con el Albaida, por las acequias dels Quatre Pobles, les Marjals y del Dissabte, que junto con la Cartaina (río Micena) regaban más de 300 hectáreas que han quedado reducidas a menos de la mitad tras la construcción del embalse de Bellús, que ha anegado la mitad de las mismas. Importante es también el sistema de la acequia del Port d'Albaida, que bonifica otras 200 hectáreas en los términos de Albaida, Atzeneta y el Palomar; o el más modesto de la Font Jordana (80 hectáreas) en Agullent.

El regadío con agua de pozos comenzó a propagarse ya en los años setenta, en ocasiones como ayuda para mantener la dotación a las huertas tradicionales, pero fue ya en los años noventa cuando se llevaron a cabo las mayores actuaciones con grandes perforaciones en ambas orillas del valle y la construcción sobre lugares elevados de grandes depósitos circulares de agua, desde los que las redes de distribución llevan el riego por goteo a las parcelas acogidas a los mismos. Es así como en Llutxent, por ejemplo, donde no había prácticamente nada en riego se han logrado crear más de 600 hectáreas donde han plantado naranjos, frutales y caquis. En el pueblo vecino, Quatretonda, donde también era insignificante la huerta hay ahora casi 500 hectáreas en riego. En Benigànim han pasado de 129 a más de 420; en Bèlgida de 72 a 450 hectáreas; y así sucesivamente.

Ganadería poco relevante

Las explotaciones ganaderas revisten poca importancia dentro del sector agrario de la Vall d'Albaida. Hace algunos años, tal como reflejaba el Censo Agrario de 2009, había una notable concentración de granjas de porcino y avícolas en la esquina NE del valle, concretamente en los municipios de Quatretonda, Llutxent y Pinet. Entre estos tres y pocos más sumaban unas 37.000 cabezas de porcino (el 8% del total provincial) y casi 1.200.000 de aves (13 % del provincial), pero desde entonces hasta hoy la mayoría de granjas han tenido que cerrar por falta de rentabilidad. Algunos rebaños de ovino en Aielo de Rugat, Benigànim y l'Olleria, y no llega a 3.000 colmenas, la mayoría colocadas en las sierras del Benicadell y de Benigànim completan la modesta, por no decir casi insignificante actividad pecuaria de la comarca.