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Hoja de ruta para renacer de las cenizas

Llutxent y Pinet ponen en marcha el Projecte Fènix, que marca un calendario de acciones vecinales para revitalizar el paraje del Surar - El documento pone el foco en la recuperación de antiguos oficios tradicionales y en la sensibilización en aulas frente al abandono rural

Hoja de ruta para renacer de las cenizas

Medio año después del gran incendio forestal que se llevó por delante un pulmón verde de más de 3.000 hectáreas, Llutxent y Pinet han sentado las bases para canalizar la marea de voluntarios surgida tras el desastre medioambiental. Una vez pasada la página de las lamentaciones, el Projecte Fènix hace tabula rasa para brindar al paraje natural del Surar un nuevo futuro de revitalización, encaminado a evitar otra catástrofe similar mediante el aprendizaje de los errores del pasado, el fomento de otras fórmulas de gestión y la lucha contra el éxodo del medio rural.

El borrador del documento plasmó en septiembre 34 propuestas vecinales de actuación postincendio que un equipo de expertos locales se encargó de evaluar y poner en orden, secuenciándolas en el tiempo y enfocando la hoja de ruta hacia la necesidad de potenciar la recuperación de oficios tradicionales que, como el pastoreo, contribuían a mantener el monte y a prevenir incendios. «Se trata de educar a la población para demostrar lo que la ruralidad aporta al medio y las consecuencias que tiene abandonar el territorio forestal», explica María Mahíques, la técnica medioambiental que asume la tarea de dinamizar el proyecto, presentado ayer.

El trabajo en las aulas es uno de los más importantes. En el colegio público de Llutxent, el CEIP Ausiàs March, va a desplegarse un proyecto educativo dirigido a enseñar esas antiguas actividades que han ido desapareciendo conforme la población se ha hecho más urbana. El programa experimental pondrá especialmente el foco en la tradición de los hornos de cal y los márgenes de piedra, muy arraigada en Llutxent, con demostraciones que permitirán a los más pequeños descubrir el oficio de sus antepasados. Las actividades también se extenderán a otros centros educativos. «Los niños de Llutxent están muy afectados por el incendio. Ahora tenemos una oportunidad de sensibilizar en la prevención y en la educación ambiental», sostiene Mahíques.

En la «zona cero» del fuego de Llutxent, las actuaciones de la Conselleria de Medio Ambiente se centran ahora mismo en combatir la erosión: la maquinaria y los operarios retiran árboles quemados y están desplegando fajines con troncos a modo de contención. En el marco del Proyecto Fénix, la primera medida está prevista para el 17 de febrero y consistiría en reutilizar el triturado de los árboles cortados para aportar materia orgánica y ayudar a la protección del suelo. Las familias que participen en la iniciativa podrán hacer un esguimiento in situ de la evolución. El consistorio de Llutxent ha abierto un calendario de inscripciones para organizar a los voluntarios sin perjudicar el proceso de regeneración natural de la zona quemada, que progresa de manera satisfactoria. Los alcornoques protegidos del Surar, una de las mayores preocupaciones, «han rebrotado mayoritariamente», según apunta Mahíques. «El que no lo ha hecho de hoja lo ha hecho de raíz», agrega. Además, «el suelo está bastante protegido» y las lluvias posteriores al incendio «fueron bien para aportar agua» y reforzar la protección del suelo con el rebrote de matorrales y otra flora de rápido crecimiento. Por otra parte, la especialista aprecia «una dispersión de semillas muy grande».

Combate contra la erosión

El alcalde de Llutxent, Pep Estornell, subraya que el ayuntamiento ha hecho un gran esfuerzo económico para dinamizar el Projecte Fènix con la contratación de la técnica medioambiental, a la espera de que el Fondo de contingencia anunciado por la conselleria brinde alguna ayuda de la que de momento no han dispuesto.

Los vecinos también participarán en la construcción y colocación de cajas nido, que funcionarán a modo de refugio para incentivar el regreso de la fauna al Surar. A largo plazo, se hará un marcaje de los rebrotes para controlar el crecimiento de la vegetación y evitar que vuelva a producirse una sobrepoblación como la anterior al incendio. La recuperación de fuentes y rutas echadas a perder figura en la planificación junto a la vigilancia contra la erosión, el mantenimiento de discontinuidades o la restauración de antiguas sendas que unían Llutxent y Gandia. El aula-natura destruida dos meses después de su inauguración se reconstruirá, si bien esta vez se usará la técnica de piedra en seco, típica en la zona, y no madera.

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