Aunque ya han pasado dos semanas desde que se publicó la noticia, de la que informó este diario («Solo OHL opta a las obras del hospital de Ontinyent con una oferta plagada de deficiencias» en la que seguramente es la inversión más importante en 40 años de democracia municipal en la ciudad) el gobierno local, inauditamente, aún no se ha pronunciado en ningún sentido al respecto. Se espera que, alguien autorizado, salga a la palestra y despeje dudas y temores. Ya que no se entiende ese manifiesto plante al concurso por parte de las constructoras del sector. Sobre todo en tiempos en los que la obra pública no abunda. Por tanto que, a la construcción del primer hospital público valenciano que se licita en la última década se haya presentado una única oferta, la de de OHL, una de las seis principales constructoras del país, a priori, suscita no pocos interrogantes. Agravados por el horizonte de inestabilidad que plasma un panorama atiborrado de elecciones.
Visto lo visto, y ante la más que probable adjudicación de la oferta a la baja de esta firma, un millón de euros por debajo del presupuesto que ofertó la Conselleria de Sanitat, cifrado en 31'79 millones, IVA incluido, cabe esperar que, a no tardar, desde el gobierno municipal ontinyentí se den todas las explicaciones necesarias que despejen las dudas que han aflorado. Comenzando por amarrar y blindar el proyecto. Pues aunque oficialmente parece que aún hay pendientes algunos trámites, se sabe que la adjudicataria ya ha recibido el visto bueno de la mesa de contratación. Por lo que su solicitud ya ha sido elevada al órgano de contratación. Con lo que podría suceder, y es lo que se deberá evitar desde la Generalitat, que la empresa, una vez comenzadas las obras empiece a esgrimir sobrecostes. Hay precedentes. Con lo que podrían emerger conflictos, ya sea con OHL o con alguna presumible empresa subcontratada, cuya resolución podría dilatar su construcción in hilo tempore. Y también urge resolver, y dejar bien atado, lo concerniente a «las numerosas deficiencias, errores y omisiones» que detectaron los técnicos examinadores. La que está llamada a ser la madre de todas las inversiones merecería alguna suerte de comisión de seguimiento, con el fin de vigilar y custodiar el cumplimiento fiel del proyecto inicial. No vaya a ser que, a la postre, haya turbulencias políticas por el medio, que deriven en que nos den gato por liebre. Emplear todo el celo en la obra será poco.
Un respiro o inicio de remontada. Así cabe considerar el balance que dice que «El textil valenciano resiste a la competencia asiática y eleva su negocio otro 2,6 %». Máxime cuando la Vall d'Albaida tiene un peso incuestionable entre las comarcas punteras del sector. Las dificultades siguen, pero se mantiene la competitividad según parece. Como apuntaba este diario, «al cierre de 2018, los datos confirman que lo peor ya ha pasado".
A Villena. Un dato: el Teatro Chapí de Villena acaba de hacer un balance del año 2018 en el que se destaca como un referente cultural en la provincia alicantina. Entre las cifras que señala para avalar su programación cifra en una media de 30 poblaciones las que acceden a esta sala en cada función. Con la particularidad que en el ranking de las diez poblaciones vecinas que más acuden al Chapí, encontramos a dos valldalbaidinas, Bocairent y Ontinyent. Entre los espectáculos que se pudieron ver figuran Sinfónico Queen, el recital de Pasión Vega o la ópera Carmen. Son datos para que el gobierno de Ontinyent tome buena nota.
