La estrecha colaboración vecinal con la Policía Local y los diferentes servicios municipales ha permitido al Ayuntamiento de l’Olleria identificar un total de 17 pozos peligrosos a lo largo y ancho del término municipal. Se trata de perforaciones en «situación inadecuada», que no cumplen las mínimas medidas de seguridad exigidas. El consistorio ha emplazado a los propietarios de cada una de las parcelas a actuar para erradicar el riesgo, o bien señalizando correctamente los agujeros o bien sellándolos si no están en explotación, con el propósito de evitar cualquier tipo de incidente.

Gran parte de estas infraestructuras se inscriben dentro de casetas y estaban destinadas al riego, pero quedaron sin uso con el abandono de las propiedades agrícolas en las que se encuentran. Esta situación, unida al paso del tiempo, ha dejado pozos a la intemperie que, en determinados casos, ni siquiera tienen ya agua. La falta de mantenimiento y el deterioro han hecho que sea muy fácil para cualquier acceder a algunas casetas cuyas puertas han sido arrancadas o tienen aberturas, según indican fuentes municipales.

La repercusión del caso de Julen, el niño fallecido al caer por una perforación ilegal en el municipio de Totalán, ha generado un clima de alerta y concienciación respecto a la problemática, que se ha traducido en numerosos avisos vecinales a las administraciones locales para que tomen cartas en el asunto. El Ayuntamiento de l’Olleria ha hecho los deberes y ha elaborado un dosier con cada uno de los puntos de riesgo detectados, con tal de llevar un seguimiento. «La gente ha colaborado mucho. No existe un censo oficial y hay pozos cuya existencia se desconocía», observa el alcalde del municipio, Julià Engo. «Estamos comunicando a los propietarios que han de mejorar las medidas de seguridad para impedir el acceso», incide.

Otras dos perforaciones se encontraban en parcelas de titularidad municipal. En uno de esos casos, el consistorio ha aprovechado que se estaban ejecutando obras en la zona para construir una caseta y resguardar el agujero. El otro pozo estaba en una parcela agrícola que el ayuntamiento compró hace años en el límite de la zona urbana donde también se ha intervenido, visibilizando con pintura blanca en un muro la existencia del mismo. La corporación ha hecho un llamamiento a los vecinos para que informen de cualquier otra situación irregular, puesto que el inventario no está completo y con toda seguridad hay más pozos peligrosos en el término aún sin identificar. «Es difícil controlarlo todo y en algunos casos es difícil encontrar a los propietarios de los campos abandonados, pero es muy importante advertir del peligro», zanja Engo.

Más pozos en Benigànim y Xàtiva

La preocupación se extiende a otras localidades próximas. En Benigànim, el ayuntamiento elaboró un inventario de puntos peligrosos en terrenos privados tras la muerte de dos vecinos en 2016 que cayeron en sendos pozos a la intemperie. La corporación remitió a los propietarios una carta para indicarles que debían tapar los agujeros. En Xàtiva, el consistorio selló una perforación junto a las vías del tren en las inmediaciones del barrio del Carmen y recibió varios avisos tras el caso de Totalán.