Si el 8 de marzo de 2018 marcó un antes y un después en la reivindicación de las luchas feministas, con una movilización sin precedentes en Xàtiva, la jornada de ayer vino a confirmar que lo que ocurrió hace un año no fue un espejismo. El torrente morado ha venido para quedarse. La primera demostración de fuerza fue por la mañana, cuando la protesta feminista tomó la Albereda en una convocatoria con un elevado nivel de respuesta. Pero la riada comenzó a avistarse a las siete de la tarde en la Casa de les Dones, desde donde partió una multitudinaria manifestación organizada por la Coordinadora Feminista comarcal que reunió a miles de personas, muchas de ellas venidas de numerosos municipios de la Costera, la Canal y la Vall d'Albaida, para clamar contra la violencia machista, la discriminación laboral y en defensa de la sororidad como arma para combatir la desigualdad.

El recorrido se amplió ante las expectativas de un incremento del número de asistentes. La marea humana partió con una cabecera integrada exclusivamente por mujeres ligadas al mundo del asociacionismo. Hombres y representantes políticos quedaron en un segundo plano para dar visibilidad a las verdaderas protagonistas del día. La marcha se adentró por el casco antiguo y tiñó de morado las calles de Xàtiva entre pancartas y cánticos reivindicativos encabezados por una consigna común: «Si les dones parem, s'atura el món». En la convocatoria tampoco faltó la música y el baile. Una batucada formada íntegramente por mujeres marcó el ritmo y la Muixeranga de Xàtiva se sumó también a la marcha, en la que estuvieron presentes un gran número de colectivos, alcaldes y concejales.

La lectura del manifiesto, en la que se involucraron mujeres de ámbitos diversos, comenzó con un recordatorio del último asesinato machista. «Es muy ilusionante que este año seamos más, pero nuestras vidas siguen marcadas por las desigualdades, las violencias machistas, la precariedad, la exclusión laboral y social y la falta de responsabilidad de la sociedad patriarcal». La coordinadora reivindicó a las mujeres «que asumieron la exclusión social que les impidió ser quienes querían ser y no pudieron estudiar» y reclamó un mayor reconocimiento para la cuidadoras que trabajan en el ámbito del hogar. Las manifestantes cargaron contra la «temporalidad y la incerteza del mercado laboral», pusieron el foco en que un 64% de las personas desempleadas son mujeres en la Costera y llamaron a la igualdad salarial.

Una huelga a medio gas

El éxito de las protestas eclipsó una jornada de huelga desigual que tuvo un escaso seguimiento en el comercio y en el sector privado. Más respuesta hubo en los centros de trabajo públicos, sobre todo en la educación, aunque no se difundieron datos oficiales. El día transcurrió con normalidad en Xàtiva y no hubo incidentes reseñables, si bien la edil de Igualdad, Cesca Chapí, criticó la retirada de pancartas colocadas por la coordinadora. «Hay quien tiene problemas aún con el feminismo y por eso estamos aquí: aún hay que concienciar a muchos a los que les molestan ciertos gestos y que nosotras estemos felices», señaló. Desde primera hora de la mañana, un piquete feminista itinerante circuló pacíficamente por las calles de Xàtiva llamando a la huelga. Las manifestantes practicaron cortes intermitentes del tráfico a la entrada. Numerosos comercios amanecieron con folios precintados del 8M.