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Medio Ambiente

Un humedal artificial pondrá fin a los vertidos contaminantes de 150 viviendas en Playamonte

El sistema de depuración natural tratará hasta 40.000 litros al día en el paraje de Navarrés con una inversión de 143.000 euros

Terrenos donde se proyecta el sistema de depuración natural de Playamonte, junto a una acequia. epsar

Las primeras viviendas aisladas en el paraje natural de Playamonte (Navarrés) se edificaron a mediados de la década de 1960. Desde entonces, un desarrollo urbanístico ininterrumpido y carente de cualquier tipo de plan con unas directrices definidas ha configurado un mosaico de más de 150 chalés en el área residencial cuyos vertidos residuales terminan contaminando las aguas superficiales y subterráneas, al desembocar a través de una acequia en el dominio público hidráulico sin ningún tipo de tratamiento previo.

Para remediar esta problemática prolongada en el tiempo, la Entidad Pública de Aguas Residuales (Epsar) ha apostado por un sistema natural de fitodepuración consistente en unos humedales artificiales completamente ecológicos que se construirán en una superficie de 2.000 m2 y que tratarán sin energías externas un volumen de hasta 40.000 litros de aguas residuales al día en los momentos punta de verano. En Playamonte pueden llegar a convivir cerca de 500 habitantes durante el periodo estival, si bien la población es muy estacional y se reduce a un centenar de vecinos en invierno.

El innovador proyecto diseñado y aprobado por la Epsar, en fase de información pública, plantea una inversión de 143.000 euros y surge de la demanda trasladada por el Ayuntamiento de Navarrés a instancias de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), que reprobó los vertidos al cauce. La localidad de la Canal gestiona las aguas residuales de su núcleo urbanizado mediante un sistema de depuración propio, pero la distancia entre el municipio y la partida de Playamonte hacen inviable el transporte de las aguas residuales desde dicho paraje hasta la depuradora municipal. Después de examinar el caso, los técnicos de la Epsar concluyeron que la solución más viable, eficaz y acorde con un entorno tan sensible pasaba por la técnica del «filtro verde», idónea para núcleos rurales y en funcionamiento desde hace años en poblaciones como Carrícola, aunque en general muy poco extendida. La Epsar está poniendo Playamonte como modelo a potenciar dentro de su estrategia de actuación. Además de reducir los costes de implantación y mantenimiento respecto a los sistemas convencionales, con este método la integración en el paisaje es mucho mayor y el impacto ambiental es casi nulo. Los humedales artificiales subsuperficiales están constituidos por lagunas o canales impermeables poco profundos donde se plantan determinadas especies que contribuyen a la acción depuradora, asimilando los nutrientes nocivos para el ecosistema y aportando oxígeno. El agua entra por un extremo de la celda, circula por gravedad horizontal a través de un lecho poroso de grava que sirve de base a la masa vegetal y sale por el otro extremo, depurada. En los huecos entre las gravas se desarrollan poblaciones bacterianas que despliegan la acción transformadora de la materia orgánica.

Según detalla el proyecto, el humedal dispondrá de tres celdas de 320 m2 de superficie cada una y se emplazará en unos antiguos campos de cultivo abandonados en estado improductivo cuya cesión ha gestionado el ayuntamiento con los propietarios. Este tipo de construcciones exigen una mayor extensión de terreno para su implantación, generan lodos que deberán ser retirados por gestores autorizados externos y requieren labores de mantenimiento para el control de posibles pagas. Sin embargo, las ventajas superan ampliamente a los inconvenientes, puesto que mejoran la calidad de las aguas al mismo tiempo que revalorizan el paisaje y sirven de protección del hábitat animal y vegetal.

Decenas de chalés sin acometida

En Playamonte existe una red de alcantarillado primitiva construida en los 60 que se ha ido ampliando con el paso del tiempo para la depuración de aguas residuales y fecales. En 2015-2016, el ayuntamiento construyó un colector principal e implantó nuevas líneas de desagüe en algunas zonas en las que la red no existía o tenía un funcionamiento deficiente, dentro del plan de inversiones que acondicionó el lago central del paraje como zona de baño. Aún así, en la urbanización existen medio centenar de chalés que no disponen de acometida de alcantarillado.

Además del humedal propiamente dicho, que reducirá la concentración de nitratos, un aliviadero en la parte inicial del proceso se encargará de regular los excesos de caudal y permitirá los vertidos extraordinarios de la red de pluviales y del vaciado de piscinas en la acequia principal que comunica con el cauce público. También se ejecutará un canal de desbaste y un desarenador para retener arenas, grasas y materiales más finos, además de un tanque decantador-digestor para el tratamiento primario del agua.

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