«Mejor esto que nada. Y si estuviera el abad de antes, ni pensarlo». Son palabras de un conocido vecino de Xàtiva en la cola del Forn de Pla, donde las vitrinas exponen un cargamento de bandejas de arnadí y mones capaz de alimentar a la Sexta Flota. Ese «mejor esto que nada» es que la procesión general de Santo Entierro de ayer se suspendió, porque nunca antes la gente ha sabido con tanta antelación hasta el porcentaje de posibilidades de lluvia para un día y una hora concretos. Pero en su lugar, la Hermandad de Cofradías y la Seu acordaron realizar una procesión claustral en la Colegiata con la participación de las seis imágenes custodiadas en la iglesia: el Cachorro, la Columna, la Soledad, el Nazareno, el Cristo de la Palma y la Burreta. Las otras, por razones obvias, se quedaron en sus respectivas parroquias a la espera de que el año próximo no llueva. Fue una processó llarga... corta. Y a cubierto. Lo poco amigo que era Arturo Climent de abrir las puertas de la Seu al público contrastó, pues, con la disposición del abad actual José Canet.

En Ontinyent, el Viernes Santo quedó empañado también por la lluvia, que obligó a suspender los actos religiosos y procesionales previstos. La procesión del Santo Entierro, en la que participan todas las cofradías y hermandades de la ciudad, tuvo que suspenderse, según confirmó la parroquia de Santa Maria. Estaba programada a las siete de la tarde. Los actos previstos durante la mañana tampoco se llevaron a cabo. El Encuentro Doloroso que tenía que celebrarse en la plaza Major entre las imágenes del Nazareno y la Dolorosa, protagonizado por las tradicionales cortesías de la Virgen a su hijo, se suspendió. Las procesiones previas tampoco se celebraron, aunque las iglesias de la ciudad que albergan imágenes de la Semana Santa, como la de l'Ermiteta de Sant Antoni y Sant Miquel, se abrieron para que feligreses y devotos pudieran acercarse y contemplarlas.

Además, en la de Sant Miquel, el Cristo de la Palma, que fue procesionado hasta esta iglesia acompañado de tambores, y la imagen de la Soledat protagonizaron un desfile dentro de la parroquia. La procesión del Silencio del Jueves Santo, que recorre el barrio de la Vila, sí pudo celebrarse.

Desde la Junta de Hermandades y Cofradías de la Semana Santa de Ontinyent, su presidente, José Antonio Calabuig, ya anunció a este diario que si llovía los actos programados serían suspendidos. Hoy es el Oficio de Tinieblas, que tiene lugar en el interior de la parroquia de Santa Maria, mientras que la celebración de la Nit dels Panderos, prevista a las doce de la noche, dependerá de la climatología, igual que el Encuentro Glorioso del Domingo de Pascua.

La última procesión de la Semana Santa de Xàtiva que todavía se llevó a cabo sin la amenaza del mal tiempo fue, el miércoles, la de les Cortesies. Un año más, las imágenes de la Soledad y del Ecce-Homo se encontraron ante la iglesia de Sant Francesc para dar vida, de nuevo, a ese esperado encuentro al que tanta devoción profesan los setabenses. El Jueves Santo hubo pocas dudas para suspender la procesión de penitencia de la Hermandad de Portadores de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Mientras que ayer por la mañana, el agua dio una tregua. Y aunque reducida en su recorrido, sin niños de primera comunión y con otro itinerario, la procesión del Entierro permitió llevar desde el Ayuntamiento de Xàtiva hasta la parroquia de los Santos Juanes la talla del Traslado de Cristo al Sepulcro, La Camilla.

Finalmente, en la procesión reducida de ayer por la tarde más de mil personas abarrotaron los bancos de la Seu. Las imágenes desfilaron de dos en dos, dando la vuelta completa al templo desde su respectiva ubicación, por las naves laterales y la girola. Abrieron el desfile la Entrada de Jesús en Jerusalén, la Burreta, y el Santísmo Cristo de la Flagelación, la Columna; les siguieron el Nazareno y el Cristo de la Expiración, el Cachorro. No faltaron en uno ni en otro los motetes y las saetas, así como el característico balanceo de la talla del segundo. Finalizó el desfile con el Cristo de la Palma y la Soledad, de la cofradía de la Purísima Sangre. Tocó con todos ellos la banda de la Primitiva Setabense, la Vella, y los cofrades de las ausentes se sumaron a las que prefirieron.

Desde el púlpito, el abad Canet advertía a los espectadores que dejaran despejado el recorrido y contemplaran el desfile, pese a que no es la mejor visión posible, desde sus bancos. Y que no hubiera trasiego por el resto de la Seu. Estuvieron en la procesión, sentados en primera fila, el alcalde, Roger Cerdà, y los concejales Lena Baraza, Ignacio Reig y Pedro Aldavero.