Las maltrechas costuras del Govern de Sant Domènec de Xàtiva saltaron definitivamente por los aires ayer en un pleno explosivo en el que afloraron de la manera más cruda todos los fantasmas que han perseguido al tripartito a lo largo de los últimos cuatro años. Apenas una decena de personas en el público y una cámara de televisión asistieron en vivo a cómo la coalición sellada en 2015 firmaba su acta de defunción prematura de una forma tan inesperada como traumática, dinamitada desde dentro con una bronca monumental. El final de legislatura que toda oposición desearía.

Frente a la mirada de estupefacción de sus socios, las regidoras no adscritas Empar Penadés y Cristina Suñer (ex de Compromís) anunciaron la dimisión de todas sus delegaciones en el gobierno a falta de un mes para las elecciones municipales, muy molestas por la decisión del alcalde, Roger Cerdà (PSPV), de retirar del pleno «de forma unilateral» y a última hora la propuesta de modificación de la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) para regularizar la plantilla de personal, que Penadés, regidora del área, había estado gestando desde hacía medio año.

Cerdà optó por posponer la solución a la problemática a la próxima legislatura «para mejorar el documento y buscar un mayor consenso político y social», tras el la controversia generada entre la plantilla: el jueves, cuatro sindicatos sumaron fuerzas en el ayuntamiento y anunciaron movilizaciones si la RPT salía adelante. «Somos un gobierno de progreso que no da la espalda a las fuerzas sindicales y busca el consenso», dijo el alcalde. La medida supondría un incremento de 300.000 euros en el presupuesto anual de personal.

Pero Penadés tachó de «electoralista» la marcha atrás dada por Cerdà y le acusó de «echar por tierra muchas horas de negociación y de trabajo». «Somos trabajadoras y valientes. Igual que no tuvimos miedo de marcharnos de un partido que nos menospreciaba, no lo tenemos de hacerlo de un gobierno que nos desautoriza». La regidora se mostró enfadada por el hecho de haberse enterado por la prensa de que el punto no se trataría y defendió como «justa y necesaria la RPT», la cual dijo que es «la consecuencia de diez decretos de organización promovidos por la alcaldía para cambiar de funciones a los trabajadores según sus intereses». El documento pretendía adecuar las remuneraciones a las competencias reales de los puestos de trabajo y acabar con el pago de productividades, una polémica utilizada como arma arrojadiza por la oposición. «Era una actuación importante para regularizar la plantilla y el primer paso de un largo camino», insistió Penadés, que puso en valor su gestión en un área «muy conflictiva, poco atractiva y que se presta poco a las fotos».

Cristina Suñer intentó en vano por despacho extraordinario que la modificación de la RPT se debatiera en el tramo final del pleno, pero su propuesta fue tumbada por el resto de grupos. Suñer, que ha renunciado a sus ponencias de Urbanismo y Sanidad, sostiene que el planteamiento daba estabilidad y era beneficioso para toda la plantilla, negando la rebaja de sueldos frente a las críticas de los sindicatos, que lo consideraban discriminatorio. La concejala elevó el tono frente al alcalde, a quien reprochó su actitud y le espetó que ha tenido «actuaciones lamentables en los últimos meses».

Cuando, con posterioridad, Suñer se retrotrajo a la época anterior de gobierno para atacar el «caciquismo» del PP, los regidores populares se levantaron y abandonaron indignados la sala. La portavoz, Mª José Pla, recordó que el punto se había retirado del orden del día, por lo que no tenía sentido seguir discutiendo: cargó contra la «manipulación» de los socios del equipo de gobierno, a quienes acusó de «utilizar los plenos para salir en las cámaras y ponerse medallas». El PP tachó de "circo" el espectáculo de ayer y recalcó que fue el único partido que votó en contra de la modificación de la RPT en la comisión informativa previa. EU y Ciudadanos se abstuvieron, «por no votar con el PP o por no tener suficiente información». El portavoz de Cs, Juan Giner, aprovechó el turno de ruegos para alinearse con los sindicatos en la polémica, pero tuvo un rifirrafe con Cerdà, que lo interrumpió.

Penadés dirigió duras críticas a Xàtiva Unida (XU) por no apoyar la RPT y por, a su juicio, torpedear su labor con diversas acciones. Miquel Lorente, en cambio, se mantuvo al margen y no entró en la bronca durante el debate.

Cerdà garantiza la gobernabilidad

Las ediles dimitidas habían mantenido hasta ahora una estrecha relación con el PSPV, en contraposición con las continuas fricciones entre los socialistas y EU. En cambio, la foto fija de ayer deja un escenario de «todos contra todos» con regusto amargo. El alcalde atribuyó la actitud de las regidoras a la cercanía de las elecciones municipales, a las que Penadés se presenta con una plataforma autónoma. Cerdà lanzó un mensaje de calma y garantizó «la gobernabilidad durante los próximos meses, hasta que se constituya la próxima corporación». «Este alcalde y su grupo no van a abandonar a nadie», zanjó.