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La asamblea del Ontinyent que podría acabar en los juzgados

Tensión y reproches en las explicaciones sobre el fin de la entidad de la Vall

Ortiz, en primer término, el sábado en la asamblea. vicent gandia

La asamblea más participativa de los últimos tiempos del Ontinyent CF con 137 socios presentes y muy probablemente la última de la historia del club, acabó con mucha polémica y con muchas dudas sobre la mesa. Con bastante retraso arrancó un cónclave cuya mesa presidencial era más jurídica que directiva, con los abogados del club, Jaime Bernabeu y Tomás Vázquez y el notario Enrique Vallés cerrando las esquinas a Luis Ortiz y Ángel Bordera.

El primer contratiempo para los rectores del club fue la no aprobación de la lectura del acta anterior lo que dio el paso al primer debate encarnizado entre letrados y público en general. El socio Calabuig Oviedo se acercó a la ubicación de los dirigentes y juristas para recriminarles el rechazo a convocar una asamblea ordinaria a petición de los 122 socios que estamparon su sello en la recogida de firmas llevada a cabo por las peñas del Ontinyent CF. Al mismo tiempo, Oviedo recalcó que la solución a la muerte de un club de 88 años de historia estaba a tan solo 73.000 euros que se le debía a Hacienda, ya que una vez liquidada esa cantidad, la situación se hubiera desbloqueado y las subvenciones hubieran llegado al club. A renglón seguido, el abogado Tomás Vázquez explicó los aspectos legales por el cual el club cesó la actividad por «imperativo legal» aduciendo que fue «el administrador concursal quien adoptó dicha decisión como consecuencia de un mandato legal en uso de las facultades que le otorga la ley. En ese sentido, el club ha seguido las indicaciones del administrador concursal de acuerdo con las instrucciones legitimas», dijo.

Otro de los momentos tensos nació de las palabras del propio letrado Vázquez al manifestar que el grupo de empresarios locales cesó en su empeñó de poner más dinero. Unas afirmaciones refrendadas por el propio Luis Ortiz en el que, para argumentar su versión, retrocedió a la reunión mantenida las tres partes, Ontinyent y letrados, administrador y Salva García y Cañete con su abogado el 22 de marzo. La postura de los empresarios locales fue muy clara («cuando y cuanto») así como la del administrador: «el cuanto te lo puedo decir, el cuándo, no. Si es así, no pongo ni un duro más», subrayó Ortiz, transcribiendo las palabras de García en dicha reunión. A estas acusaciones, Salva García explicó a la audiencia de socios que el «cuanto se refería a la cantidad y el cuándo, el momento de cobrar. Si me lo hubiera dicho, hubiéramos ido al banco y todo solucionado», mensaje que subió de tensión cuando Salva García añadió «te reto a que hagas al prueba si todavía está salvado el club».

Aunque el peso de la asamblea lo llevó el abogado ontinyentí, Jaime Bernabeu, el máximo mandatario del Ontinyent CF, entró con fuerza y muy alterado para arremeter contra los que le han tildado de ladrón en forma de pintadas por toda la ciudad. A este respecto, Ortiz se defendió diciendo «desde julio hasta aquí he pagado más de 50.000 euros de mi bolsillo, y lo puedo demostrar cuando queráis, para que el club se mantenga porque todos los pagos están hechos a través de una entidad bancaria. Cuando llegaron los empresarios locales, como no podíamos competir por la denuncia de Seral, tuve que poner 16.000 sabiendo que se iban a la basura porque el administrador no me los iba a reconocer. Así que, nadie diga que la directiva no ha pagado nada, más de 300.000 euros para que vosotros os divirtierais», zanjó. Un gesto que el socio Gonzalo Vicedo agradeció aunque preciso que fue bajo su voluntad, nunca nadie se le pidió. Además, este simpatizante del Ontinyent CF le recordó a Luis Ortiz que siempre se ha pregonado que no quería pasar a la historia por ser el presidente que bajase al Ontinyent, «no ha bajado sino ha desaparecido. Por tanto, pasarás a la historia como el presidente que has hecho desaparecer a la entidad», le espetó.

Una batalla, que curiosamente tenía lugar en la sede la fiesta morocristiana de Ontinyent, y que concluyó con muchas dudas y con serias amenazas de posibles actuaciones judiciales por «falsedad mercantil», según alertó durante la misma el socio Calabuig Oviedo.

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