Poco después de la oleada de robos en edificios municipales que sacudió a Salem (la Vall d'Albaida, 433 vecinos), esta semana ha sido la población vecina de Ràfol de Salem (440 habitantes) la que ha despertado en alerta por la noticia de nuevos asaltos. Unos desconocidos irrumpieron el martes por la noche en el ayuntamiento de esta localidad empleando la fuerza y armados con herramientas para acceder por la entrada principal. Una vez dentro del consistorio, reventaron otras cinco puertas y lo revolvieron todo. Aunque el móvil del allanamiento no fue otro que apoderarse de lo ajeno, los daños ocasionados han sido notables.

Desaparecieron un proyector y un ordenador portátil adquirido hace apenas dos semanas, así como diversos teléfonos, entre ellos el que se utilizaba para notificar a la población los bandos, junto con las llaves que dan acceso a otras instalaciones municipales. La misma noche se registró también otro robo con idéntico patrón en una empresa de Ràfol. Fuentes municipales atribuyen ambos sucesos a una posible banda llegada de fuera del pueblo.

A la mañana siguiente, el personal se topó con un gran desorden en las dependencias municipales: había una gran cantidad de documentos, archivadores, cajas y todo tipo de objetos removidos y desperdigados por el suelo. Si bien se desconoce el momento exacto del asalto, el ayuntamiento ha hecho un llamamiento a la colaboración ciudadana para localizar a los responsables. La Guardia Civil ha abierto una investigación y ya ha tomado huellas de las estancias con tal de esclarecer la autoría. «Si alguien ha visto algo raro o algún coche sospechoso que lo diga: cuanta más información tengamos mejor», señala la alcaldesa de Ràfol, Carolina Mengual. El consistorio ha estado haciendo inventario y revisando facturas, pero todavía no ha cuantificado el importe económico de los destrozos sufridos, antes de dar parte al seguro.

La sucesión de robos ha llevado a Mengual a plantear seriamente la posibilidad de instalar cámaras de vigilancia a la entrada y salida del término para controlar la llegada de intrusos con intenciones ilícitas y como elemento disuasorio. «Cuando no es un pueblo, es otro. Ahora le ha tocado al ayuntamiento, pero todos los años entran y roban a algún particular», observa la alcaldesa. «Los municipios pequeños no tenemos recursos. Ahora que nos habíamos animado a comprar un ordenador, nos lo quitan y nos quedamos con la impotencia», lamenta. Tanto el portátil como el proyector habían sido adquiridos para ofrecer «unos servicios mínimos» de apoyo cuando se organiza alguna charla o conferencia. El consistorio ha pedido disculpas y «paciencia» a los vecinos por la suspensión del servicio de notificaciones por WhatssApp, que se espera reponer en breve.

Piden más seguridad

Hace unos meses, el alcalde de Salem denunció la «desprotección» de los pequeños pueblos como el suyo por la falta de agentes adscritos al territorio de la Vall, después de ser asaltadas en una noche todas las dependencias públicas, con notables daños. Poco antes había desaparecido la talla de una virgen del cementerio.